Más allá de atraer y retener
Para ser competitivos en el contexto de América Latina y atraer las inversiones por supuesto se necesita de las variables de seguridad jurídica, física y económica, de reglas claras y de estabilidad para proyectar los negocios a largo plazo. Pero también es indispensable que se vaya más allá de atraer y retener, hay que maximizar su impacto en el desarrollo del país y para ello se necesita de una colaboración entre sector público y el privado.
La inversión puede llegar por el canal público o por el privado, pero sobre todo llega a un país que ofrezca seguridad, políticas públicas efectivas, un mercado laboral pertinente y competitivo, un sistema de salud, educación y servicios públicos eficientes y para ello hay que alinear el plan de desarrollo productivo con la estrategia de atracción.
El Gobierno Nacional debe hacer su parte y las administraciones regionales la suya. El trabajo con los municipios, en muchos casos, puede resultar más efectivo y eso debe tenerse en cuenta.
En el mundo de las inversiones cada movimiento está calculado, cualquier detalle es ponderado y todo mensaje es anotado. Los inversores, ávidos de retornos seguros, evalúan desde la estabilidad política hasta la rentabilidad potencial antes de comprometer su capital.
En 2022 la IED aumentó 55% en Latinoamérica pese a que creció apenas 12% en el mundo. Brasil, México y Chile fueron los destinos preferidos. Colombia ocupó el cuatro lugar. Al margen de las coyunturas, lo que atrae son las capacidades que se desarrollan en cada país y dentro de sus regiones, como el caso de los sectores automotor, equipos industriales y componentes electrónicos en México o los dispositivos médicos en Costa Rica.
No obstante, Colombia experimentó el año pasado un crecimiento destacable, con US$17.048 millones, 81,7% más respecto a 2021. Sorprendentemente, 75% de esta inversión se destinó a sectores distintos al de los hidrocarburos, incluyendo agricultura, industrias manufactureras, servicios financieros, comercio y hospitalidad.
Por el contrario, datos preliminares del Banco de la República indican un decrecimiento de 4,75% en la IED en el primer semestre de 2023, con el sector de petróleo y minería representando 42%. La reinversión de utilidades ha jugado un papel importante.
El reto va más allá de atraer y retener inversiones, hay que ofrecer condiciones para la seguridad física, jurídica y política, con estabilidad de las variables macro y micro, que hoy son aceptables, aunque con una perspectiva que preocupa por el desbordado gasto público respecto al PIB, que aumenta de manera desproporcionada en transferencias directas en forma de subsidios y asistencialismo y muy poco en infraestructura, servicios esenciales, educación y proyectos productivos.
Es esencial alinear la estrategia de atraer y retener con el desarrollo productivo para que exista un gana-gana tanto para el inversionista como para el crecimiento del país. Para ello es indispensable la coordinación público-privada en sectores con capacidades de irrigar beneficios a los distintos ecosistemas productivos, expandir la confianza, ampliar los incentivos y las garantías a largo plazo y que todo conecte con una estrategia exportadora.
En Colombia necesitamos más aprovechamiento, apuestas productivas, una política sostenida y determinada y menos revisionismo.