La semana pasada hicimos un balance del programa Empleo Hay que trabaja la Cámara de Comercio Colombo Americana, AmCham Colombia, con recursos de la Fundación Buffett y el apoyo de la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional con el fin de ofrecer capacitación y oportunidades de trabajo para jóvenes de entre 18 y 28 años. Para presentar el balance invitamos a un grupo de los 12.107 jóvenes inscritos para compartir su experiencia con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y con otros altos funcionarios, empresarios y aliados del programa.

En nombre de los jóvenes beneficiados habló Silvia Rosero, graduada en Política y Relaciones Internacionales y quien además de formación en inglés recibe ayuda económica para estudiar. Su testimonio fue tan especial, profundo y claro que voy a reproducirlo en esta columna porque interpreta el sentir de millones de jóvenes colombianos que viven situaciones parecidas: “Es un honor para mí estar aquí y poder expresar la voz de mis compañeros y compañeras del programa Empleo Hay. Después de cientos de días que, como mis compañeros, he pasado buscando empleo como joven y como mujer en el país. A este punto creo que yo, al igual que mis compañeros, ya conocemos de memoria cada fase de la búsqueda de empleo: hacer la hoja de vida, aplicar, fallar, mejorar, aplicar otra vez, perder la esperanza, cambiar el perfil, esperar retroalimentación, seguir el proceso, no recibir respuesta, sentir que no vales, aplicar, recuperar la esperanza, esperar, fallar… y así sucesivamente, las combinaciones son innumerables.

Mientras se recorre este camino, te cuestionas a ti mismo, cuestionas a las empresas, cuestionas las realidades, cuestionas las experiencias que han tenido los demás, cuestionas tus habilidades, cuestionas las palancas (…). Pero este programa se tomó el tiempo de hacer un proceso uno a uno para mejorar nuestras posibilidades en los procesos de selección, nos permitió estudiar en uno de los mejores centros de inglés en Colombia (…). Este es un programa que buscó la justicia social y la igualdad desde la base, en la medida en que nos permitió a jóvenes sin empleo, aunque con mucho potencial, adquirir habilidades que nos permitirían tener trabajos decentes en un futuro cercano.

Además, nos permitió conocer personas que de otra manera no hubiéramos conocido. Abogados, politólogos, geólogos, ingenieros, educadores, médicos, todos en un mismo lugar, buscando mejorar para tener oportunidades laborales. De hecho, había jóvenes con tantas ganas de salir adelante y con tanto para dar, que varios de nosotros decidimos inscribirnos juntos en un reto de Naciones Unidas para dar soluciones a las inundaciones en Latinoamérica y fuimos uno de los mejores grupos en presentarse en la región.

Chicos, todos los que participamos en Empleo Hay somos verdaderos diamantes y no los carbones desechados que el mundo laboral nos ha hecho sentir. Programas como este contribuyen a pulir esos diamantes (…). No crean que si no tienen trabajo son menos, no se permitan compararse, la historia de cada uno es diferente. Ustedes son diamantes, pues mientras ustedes estudiaban todos los días, se preparaban, se presentaban a entrevistas, había otros viendo TV, durmiendo, en fiestas. Nosotros buscamos trabajo, estamos dispuestos a hacer lo que sea para emprender un camino, lograr nuestros sueños y de todo corazón espero que el otro año todos consigamos ese trabajo que tanto deseamos”.