Tejiendo entre costuras
Agradezco a La República la oportunidad que me ofrece para colaborar de manera habitual desde estas páginas al análisis de los temas de interés y a la reflexión constructiva de los temas que marcan la agenda económica de Colombia.
Para inaugurar esta columna traigo a la discusión una noticia que sirvió de colofón a mi gestión en el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo: la decisión de Fabricato de detener temporalmente su producción como acción preventiva y cómo ha sido aprovechada por un sector de los confeccionistas para desinformar a la opinión pública.
Es cierto que esta actividad (confecciones) viene afectada por una tendencia que se ve desde 2015 y que se ha reflejado en las ventas internas, producción, empleo e importaciones desde todo destino. Y por supuesto, al existir una relación entre materias primas y productos terminados, el sector textil también siente los ciclos del sector de las confecciones.
Pero contrario a lo que afirma la Cámara Colombiana de la Confección el Decreto 1745, expedido en diciembre de 2016 no tiene ninguna relación con los textiles. Esta norma se expidió para controlar la importación masiva de confecciones a precios ostensiblemente bajos, con un sistema de aranceles mixtos, en el marco de las directrices de la Organización Mundial de Comercio, OMC.
El decreto sí ha cumplido su objetivo. Cito un reporte de la Dian que compara los periodos comprendidos entre noviembre de 2015 a abril de 2016 y noviembre de 2016 a abril de 2017. En ese periodo las importaciones de precios ostensiblemente bajos pasaron de 4 millones de kg en peso bruto a 61.837 Kg.
Los aranceles mixtos junto con la devaluación del peso redujeron drásticamente la subfacturación, aumentando el precio promedio implícito de las importaciones de confecciones en pesos por kilo 212% entre 2012 y lo corrido de 2017 a abril. En otras palabras, las medidas arancelarias junto con la devaluación del peso le otorgaron a la producción nacional un arancel implícito adicional de 212%.
A finales de julio el Gobierno Nacional coordinó con los empresarios nacionales de textiles y confecciones un plan de trabajo para afrontar la disminución del consumo. A partir de ese momento comenzaron las acciones. Así como existe un decreto para controlar las importaciones de confecciones a precios ostensiblemente bajos, se adelanta un proceso de concertación y evaluación técnica que culminará en un mecanismo similar para los textiles.
Las herramientas deben de ajustarse a medida que la coyuntura y condiciones cambian, por eso el instrumento de las confecciones también se encuentra en una fase de ajustes, atendiendo las observaciones de los voceros del sector. En otro frente se trabaja un reglamento nuevo para las marquillas. Hay acciones coordinadas entre diversas entidades oficiales para rebajar los costos de la energía, controlar el contrabando abierto y el contrabando técnico; así como para apoyar empresas en ocho regiones de país para que mejoren sus procesos, produzcan más a un menor costo, y ganen en calidad y valor agregado para obtener competitividad en precio y calidad.
Adicionalmente, a través de un programa de Encadenamientos Productivos Formales en el Sistema Moda y Confección, en alianza con Inexmoda, han participado 35 empresas ancla y 198 micro y pequeñas empresas proveedoras de este sector. Este año se ampliará 150 empresas adicionales. A través la Rueda de Negocios Compre Colombiano realizada en Bogotá, el Gobierno y el sector privado impulsan el mercado local. En este escenario donde 145 micro y pequeñas empresas tuvieron 419 contactos con 29 grandes empresas.
Las múltiples variables que han afectado el desempeño del sector textil han sido objeto de atención por parte de los estamentos oficiales. No es un solo problema, son muchos y como tales, demandan muchas soluciones.
No es cierto que el decreto expedido por el Gobierno para controlar las importaciones de confecciones a precios ostensiblemente bajos sea la causa del cese temporal de producción de Fabricato. Estas afirmaciones, motivadas por una presión indebida no solo desinforman, sino que en nada contribuyen a la solución de los problemas.
No es el momento para asumir este tipo de actitudes. Todo lo contrario, es el momento de saldar las diferencias, trabajar en grupo, unificar criterios. Determinar objetivamente cuáles son las cifras reales para que todos los interesados -Gobierno, gremios, industriales- unan esfuerzos encaminados a superar la coyuntura.
No es la hora del oportunismo. Es la hora de trabajar juntos. De tejer una solución entre todos.