Turismo, ¿será que sí?
Como todos los 27 de septiembre, celebramos el Día Mundial del Turismo, una fecha que para Colombia debería ser muy especial debido al enorme potencial de esta industria, pero solemos hablar más de las posibilidades que de las acciones, como dicen, del dicho al hecho hay mucho trecho, y nos quedamos con grandes titulares, muchas ideas, algunas propuestas y poca ejecución. Es hora de tomar el toro por los cuernos, definir si es cierto, como dicen, que el turismo será el nuevo petróleo de Colombia, contar con una estrategia que encaje con esa importancia, determinar dónde, cómo y qué vamos a desarrollar, darle continuidad al trabajo que se ha venido haciendo, trazar una ruta viable y visible que de verdad nos lleve a una nueva fase, dejando de lado la retórica y los discursos y comenzar en serio su desarrollo.
Estamos sobresaturados de diagnósticos y nos quedamos ahí. Incluso ha habido propuestas que se comenzaron a ejecutar, muy bien estructuradas, como los Corredores Turísticos, para ampliar el espectro de los destinos, identificando fortalezas y carencias, llegando a los puntos vitales para su progreso, como lograr el bilingüismo, la formación pertinente, la seguridad, la diversificación, la profesionalización y la formalización y, como suele pasar, no avanzamos lo que tenemos que avanzar. No construimos sobre lo construido, seguimos pensando en chiquito, y el resultado es que año tras año seguimos estancados.
El nuevo Gobierno también menciona al turismo como eje del crecimiento sin que conozcamos una ruta a seguir. La buena noticia de momento es el nombramiento de Arturo Bravo como nuevo viceministro de Turismo, un profesional con amplio conocimiento y experiencia.
Estamos a la expectativa de una propuesta oficial estructurada para los próximos cuatro años, que ojalá vaya más allá de integrar a las comunidades al desarrollo del turismo (también incorporado en los corredores que se pusieron en marcha en 2017), de abrir la hostelería en cualquier casa de familia (que aumentaría la informalidad) y de la intención de suspender las exenciones tributarias y restringir los incentivos a la inversión. Nada parece lógico.
Para la estrategia que perfila el nuevo Gobierno valdría la pena desempolvar el proyecto de los Corredores Turísticos que encajan a la perfección con el turismo comunitario, para llevar a millones de turistas nacionales y extranjeros a nuevos destinos, diseñados para fortalecer el empleo, la productividad, la competitividad, la sostenibilidad, la formalización, la seguridad, la formación profesional y la educación secundaria a través de los Colegios Amigos del Turismo.
Los 12 corredores fueron desarrollados en conjunto con todos los actores de cada región y están enfocados en naturaleza, cultura, gastronomía, avistamiento de aves, salud y bienestar. Los turistas, además de ir a los sitios más conocidos, tendrán facilidades para conectar con otros lugares, tener una experiencia integral y disminuir la estacionalidad.
En los corredores hay una mina de oro, valdría la pena desempolvarlo, construir sobre lo construido a ver si por fin tenemos una estrategia que transforme al turismo en un sector prioritario. Se espera que en esta administración haya respuestas sobre para dónde va el turismo, que se establezcan políticas claras y acciones concretas y tengamos en el turismo esa fuente de desarrollo que desplazará al petróleo como la principal fuente de riqueza del país.