Las empresas con propósito son más exitosas
Todos los colaboradores y dirigentes de una empresa, en mayor o menor medida, tienen claros los objetivos de la misma: incrementar ventas, una mayor participación de mercado, subir el margen de utilidad, ser más eficientes... Asistimos a sesiones de Planeación Estratégica y hay programas de difusión de la misión (qué hace la compañía) y visión (a dónde quiere llegar). De lo que no se habla casi es del por qué la empresa hace lo que hace.
El por qué hacemos las cosas es el propósito fundamental que perseguimos en la vida. Como individuos y por supuesto como organizaciones, por lo menos al momento de su creación. El propósito es el motor que nos hace levantarnos con entusiasmo en las mañanas, es la convicción de que estamos contribuyendo a algo más grande con nuestro trabajo.
Las nuevas generaciones lo tienen claro, numerosos estudios demuestran que los millennials buscan trabajar en empresas que compartan sus valores, donde sientan que están aportando al bien común. Esto ayuda al empleado a conectarse con la empresa y motiva su desempeño laboral.
Yvon Chouinard un amante de la naturaleza comenzó a fabricar prendas para escalada para algunos amigos en el Yosemite a finales de 1950. Bajo la marca Patagonia fue creciendo y hoy en día vende mas de US$200 millones en el mundo entero.
Chouinard es reconocido por tomar decisiones basado en sus principios, como cuando optó por descontinuar los pitones metálicos para escalar, uno de los productos mejor vendidos, pues a su parecer maltrataban el medio ambiente. Así como esta, ha tomado muchas decisiones que si bien perjudicaban la rentabilidad a corto plazo, eran consistentes con el propósito del fundador.
Esta consistencia ética se ha traducido a largo plazo en una cultura organizacional que le ha valido clientes leales y un crecimiento sostenido. Los líderes motivados por un propósito claro inspiran fidelidad tanto de empleados como de clientes. Además, imparten una filosofía clara que se replica a todo nivel en la toma de decisiones y los ciclos de innovación del negocio.
Cada vez en mayor medida, los clientes, no compran solo productos. Dada la alternativa escogen comprar a marcas que comparten sus valores pues sienten que es una manera de aportar. La compra es una forma de apoyar una filosofía, especialmente para bienes suntuarios.
A principios de siglo, Nokia dominaba el mercado de celulares con un propósito claro, “Connecting People” (Conectando Gente).
Desafortunadamente para ellos esta era una frase bonita colgada en la pared, no un eje estratégico. Apple con su propósito de pensar diferente y cuestionar el status quo introdujo un aparato (iPhone) que logró conectar mejor a la gente y lo derrocó. De nada valieron las estrategias comerciales, economías de escala y eficiencias de Nokia.
El propósito por lo tanto, no es necesariamente un interés filantrópico, no es generar utilidades, no es la misión de la empresa. Es la motivación base que da fundamento a las decisiones de cada día. Cada organización es diferente y por lo tanto hay motivaciones más banales como hacer hogares más lindos y otras más trascendentales como mejorar la calidad de vida de los niños.
Sea cual sea el propósito lo importante es vivirlo a plenitud y con convicción, que la estrategia sea consecuente con el mismo. La estrategia por su puesto tiene que buscar cumplir con los objetivos económicos del negocio, pero dentro del marco del propósito.