¿Duraremos? ¿Hasta cuándo?
La sostenibilidad en el tiempo es un tema recurrente en la empresa. Miles de veces hay discusiones entre comerciales y estrategas por la expectativa temporal de las decisiones y acuñamos entonces el dicho de “Pan para hoy y hambre para mañana”. ¿Cómo tomar las mejores decisiones hoy para sobrevivir en el tiempo? Es cierto que las organizaciones disponen su estrategia para ser efectivas, productivas, organizadas, adaptables. Pero esto no es garantía de longevidad hacia el largo plazo; es apenas garantía de sobrevivencia.
Humanizarnos en las organizaciones para que coincidan la flexibilidad, la transparencia, la exigencia, la indulgencia, la claridad, la coherencia permitirá que las empresas perduren, aun en la adversidad.
Pensando en este tema, a nivel organizacional encontré muchas similitudes con el concepto de familia y el deseo natural de que perduren en el tiempo, la una y la otra. Así se me ocurrieron otros puntos que pueden ayudar a que el tiempo no destruya y, por el contrario, sea un aliado hacia la construcción, la consolidación y la conservación. El orgullo, tanto en la empresa como en la familia, ayuda a propiciar y contagiar valores y culturas que generan tal sentido de pertenencia que con la cabeza elevada se quiere decir fuerte y claro: “pertenezco a esta familia” o “trabajo en esta empresa desde hace tanto tiempo”. El tiempo, por poco que sea, en la pertenencia individual da futuro general.
El gusto por la presencia también aparece, tanto en la empresa, como en la familia. En especial, en estos tiempos cuando la pandemia nos ha alejado físicamente. La presencia, la calidad de los tiempos enmarcada en unos mínimos de cantidades, la conversación, el apoyo solidario y la compañía son sustanciales en la sostenibilidad de un grupo, de una familia, de una empresa.
Surgen inquietudes y cuestionamientos acerca de la perdurabilidad. Sin embargo, es necesario tener mucho cuidado en la formulación de las preguntas que nos motivan para trascender en el tiempo. De las respuestas nacen las estrategias:
¿Quiero que mi organización dure mucho tiempo para que mi marca esté presente en muchas generaciones?
¿Quiero que mi organización dure mucho tiempo para que haya resultados financieros de largo plazo?,
¿Quiero que mi organización dure mucho tiempo para que mis descendientes puedan disfrutar de ella?
¿Quiero que mi organización dure mucho tiempo como prueba de mi gestión? ¿Quiero que mi organización dure mucho tiempo y crezca para dar más empleo y mejores resultados? Estas preguntas son apenas algunos ejemplos de las posibles líneas que debemos transitar para sostener una estrategia con miras a que las adversidades no minen las organizaciones hasta desaparecerlas y para que las decisiones no separen las familias de maneras radicales.
En últimas, para que una organización perdure se necesita de estrategia, de músculo, de organismos de control y, sobre todo, necesita de personas amables, comprensivas, responsables, colaboradoras, claras, efectivas. Necesita de personas que trabajan en ser el mejor factor posible para el futuro. Pensar en la sostenibilidad para el porvenir exige pensar en un futuro más allá de lo inmediato. A veces nos enfocamos en resolver los asuntos más circunstanciales y nos olvidamos del plazo más largo. Para sostenernos: paciencia, dedicación y esfuerzo.