La construcción de un patrimonio que garantice la seguridad financiera para la vejez o para la familia es una preocupación constante para la mayoría de las personas. Se trata de un asunto multifactorial y que se presenta en la mayoría de las etapas de la vida; comienza muy temprano con la importancia de acceder a una educación que asegure habilidades atractivas para un mercado laboral competido y cambiante, y sigue muy rápidamente con el deseo de lograr una inversión en finca raíz que otorgue independencia, seguridad familiar y garantice tranquilidad para la etapa de retiro. También está presente la necesidad de construir un capital que genere ingresos complementarios a aquellos provenientes del salario y que ayude a sufragar los gastos de la educación de los hijos, a acceder al bienestar provisto por el consumo de bienes y servicios y a construir una renta que pueda reemplazar los ingresos que declinan naturalmente en la edad de retiro.

El sistema financiero es un actor llamado a jugar un papel fundamental y de gran responsabilidad en esta ecuación, en primera instancia porque tiene la misión de democratizar el acceso a la inversión, esto es hacer posible que los ciudadanos puedan hacer inversiones para crecer su capital, gracias a la construcción de vehículos en donde muchas personas se unen para invertir, de manera fácil y accesible desde muy bajos montos. Un buen ejemplo de esto son los Fondos de Inversión Colectiva Inmobiliarios, los cuales hacen posible que desde montos pequeños, como por ejemplo, $10 millones en el caso del Fondo de Corredores Davivienda, una persona sea dueña de una proporción de un amplio portafolio de inmuebles y pueda beneficiarse de los rendimientos que se obtienen en el tiempo por la valorización de los inmuebles y por las rentas que se obtienen por el arrendamiento dichos inmuebles.

Ahora bien, en un mundo de constante evolución gracias al rol de la tecnología, la democratización de la inversión sobre la base una oferta de producto estática no es suficiente, se requiere que el sector financiero desarrolle constantemente y a gran velocidad las capacidades y conocimientos necesarios para crear vehículos que inviertan en tendencias y en tecnología, en el campo y el lugar donde sea que estas se vayan desarrollando, esta es la manera de construir portafolios de inversiones diversificados con el verdadero potencial para crecer el capital de los colombianos y para que podamos tener acceso a los beneficios económicos exponenciales del desarrollo, los cuales tradicionalmente se disfrutan más en los países desarrollados y mucho menos en los países en vía de desarrollo.

En este frente, es vital que se haga una debida diligencia sobre las inversiones; que se invierta en iniciativas con planes de negocio robustos y con tesis de valor claras, que se cuente con gestores con experiencia, que se haga una administración adecuada de los riesgos y que se invierta a través de esquemas regulados en donde se garantice la titularidad de las inversiones, todos estas actividades hacen parte de la rigurosidad del sistema financiero y están puestas al servicio de nuestros inversionistas para dar tranquilidad y acompañar de la mejor manera ese ejercicio de construcción patrimonial.