Analistas 14/08/2025

Cambios políticos en Estados Unidos: de un problema agudo a uno crónico

Marina Valentini
Vicepresidenta y Global Market Strategist del equipo de Global Market Insights Strategy de JP Morgan Asset Management

Desde principios de 2025, EE.UU. enfrenta grandes cambios políticos: aranceles al nivel más alto en un siglo, restricciones migratorias estrictas y un paquete fiscal que recorta impuestos, pero arriesga un aumento del déficit.

La secuencia de estos cambios políticos es clave, ya el impacto económico podría sentirse como una montaña rusa: una desaceleración del crecimiento del PIB a 1% hacia fines de 2025, seguido por un repunte breve en 2026 debido al impulso fiscal y una nueva desaceleración hacia un crecimiento de 2% a finales de ese mismo año.

Un mercado laboral que se enfría combinado con presiones inflacionarias probablemente mantendrá a la FED paciente y cautelosa, recortando las tasas solo una o dos veces durante el resto de este año, a menos que haya una recesión. En otras palabras, la tasa de referencia, actualmente entre 4,25-4,50%, podría permanecer alta por más tiempo.

A pesar de mucha volatilidad, los mercados han tomado las noticias del primer semestre de 2025 con cierta dosis de optimismo. Después de una corrección máxima de 19% para el S&P 500, las acciones de EE.UU. se han recuperado desde la pausa de 90 días de los “aranceles recíprocos” en abril, lideradas por las Magnificent 7, y ahora están un 7% arriba en el año.

La renta fija demostró su valor como diversificador con el índice U.S. Aggregate subiendo un 1,9% (superando el efectivo que subió un 1,1%), mientras que las acciones internacionales superaron a las de EE.UU. por 1.200 puntos básicos. Se evitaron los peores escenarios y los riesgos de recesión disminuyeron, proporcionando un respaldo favorable para los activos de riesgo.

Pero aún sigue la pregunta: ¿Se traducirá este panorama económico y político incierto en más estrés, o seguirán los mercados viendo el vaso medio lleno? Afortunadamente, de cara a la segunda mitad de 2025, la política ha pasado de ser un problema agudo a uno crónico para los mercados. Ya no causa volatilidad tan drástica en el día a día, pero aún requiere atención debido a sus efectos secundarios.

Además, las acciones de EE.UU., más caras tras recuperar pérdidas, están vulnerables a nuevos choques.
Los inversionistas no deben intentar predecir el futuro con precisión, sino reequilibrar carteras concentradas en EE.UU. tras más de una década de dominio. La clave es mantenerse selectivo, diversificado y priorizar activos de calidad.

Una asignación a renta fija de duración corta o intermedia, en bonos gubernamentales y corporativos, ofrece ingresos estables. Incluir algo de duración protege contra recesiones, pero extenderla demasiado es riesgoso debido a las preocupaciones por el déficit, que mantendrán elevada la prima de riesgo y la volatilidad en la curva de bonos.

En renta variable, es importante mirar más allá de las Magnificent 7 y buscar empresas de infraestructura digital, ciberseguridad, software, industriales y servicios públicos, que seguirán atrayendo flujos globales a medida que aumente la adopción de IA.

Diversificar hacia Europa, Japón y mercados emergentes, con valuations atractivos y oportunidades en tecnología, friendshoring, gasto fiscal y reformas corporativas, sigue siendo una estrategia sólida para 2025. Además, activos alternativos como infraestructura ofrecen protección contra la inflación y flujos estables.

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