Las exigencias del mercado laboral han cambiado, la experiencia es un factor cada vez más valorado, por lo que se hace imperativa la necesidad de incorporar en la academia o como parte de ella un modelo de aprendizaje a través del cual los jóvenes puedan aprender más desde la práctica que a partir de la teoría únicamente.
El índice de matrículas virtuales ha aumentado en los últimos años cerrando 2017 con 169.231 estudiantes inscritos. La educación virtual ofrece una experiencia de aprendizaje confiable y flexible a las necesidades de los estudiantes.
Pero en Colombia hay mucho por hacer. En el país solo 22% de las personas entre 25 y 64 años cuentan con un título universitario, lo cual es un porcentaje muy inferior al promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), que es de 38% según se aclara en el estudio Education at a Glance 2018.
Se necesita una alianza entre universidad, empresa y Estado para convertir a los profesionales graduados en candidatos atractivos para el sector laboral.
En el campo de las carreras, hoy en día en Colombia las profesiones más demandadas son: Administración de Empresas; ingenierías como la Industrial, Mecánica, Electrónica y de Sistemas; Economía; y Contaduría Pública, principalmente. Con la implementación de un entorno digital también surge la necesidad de perfiles con conocimientos especializados en pruebas de automatización. Sin embargo, un estudio de McKinsey & Company de 2013, realizado en nueve países sobre la juventud, los proveedores de educación y los empleadores, demostró que mientras que 72% de las instituciones de educación superior considera que prepara bien a sus alumnos para la fuerza laboral, la mitad de los estudiantes no están seguros acerca de si su preparación académica mejorará su oportunidad de encontrar empleo.
En este contexto, las autoridades colombianas recién firmaron el nuevo decreto que regula a partir del 1 de agosto de 2019 la calidad de la educación superior en Colombia. Este decreto favorece la educación dual (acciones que incentivan la formación y el empleo), un sistema que también está contemplado en el nuevo decreto.
Se debe establecer una comunicación con el sector empresarial nacional ya sea privado o público y estudiar con ellos lo que la industria está demandando pues se está exigiendo una cantidad de profesionales que no se han formado. Con herramientas tecnológicas los profesores pueden monitorear el progreso de cada estudiante e intervenir cuando un alumno tiene dificultades con un tema. Mediante la plataforma el docente puede reforzar el conocimiento con caminos de aprendizaje personalizados que el alumno se apropie de su experiencia de aprendizaje o igualmente la plataforma inteligentemente puede recomendar contenido basado en el conocimiento previo del alumno sobre la materia.
Para concluir, podemos afirmar que actualmente la brecha educativa y la fuerza laboral en los países de América Latina está divorciada. Este es un tema que debe resolverse porque en los años por venir la gran oleada de la automatización afectará a muchas plazas de trabajo por falta de capacitación, de ahí la importancia que desde el área educativa hasta la formación dentro de las empresas requieran de esta visión para atender las necesidades del mercado derivado de la 4ª Revolución Industrial.