Analistas 05/07/2023

¡No más ataques a la prensa!

Maritza Aristizábal Quintero
Editora Estado y Sociedad Noticias RCN

Encima del descrédito que le están montando a los medios de comunicación, a la prensa y a los periodistas están construyendo un país donde el resentimiento, los radicalismos y la polarización no dejan ver el desbarajuste en el sistema político, social y económico. Resultó fácil y un lugar común apuntar hacia los medios de comunicación cuando lo que se busca es no reconocer responsabilidades por lo que está pasando; y no estoy hablando de responsabilidades históricas, porque en esto no hay un único culpable, estoy hablando de la responsabilidad que acepta cada persona cuando asciende, se posesiona o es elegido para un cargo.

Es que los cargos vienen con funciones y hay que asumirlas, no evadirlas en la eterna excusa de que todo es una narrativa periodística. Cuando todavía quedan muchas preguntas por responder incluida la del principio, ¿quién dio la orden?, la mejor estrategia que le sale a la Casa de Nariño es la acusación y la teoría conspirativa detrás de las cual siempre ubica a la Prensa.

En esos ataques que no dan tregua, cada vez se viene algo peor: desde tratar de desviar la atención sobre las investigaciones por el polígrafo y las chuzadas a la exempleada de la Jefe de Gabinete, justificando que todo fue un montaje, pasando por el pesado comunicado que pone sobre la mesa, casi como chantaje, las relaciones que tiene el Presidente con el empresario y dueño de un medio de comunicación, hasta responsabilizar a la prensa de la presión que recibió el coronel Óscar Dávila, quien en medio del escándalo se suicidó.

Y la peor “noticia” es que eso no queda ahí, escala a cada ciudadano que ha caído en el adoctrinamiento del rencor, llega a miles de personas que están en la calle y ya no resisten ver el logo de un medio de comunicación porque ven allí al enemigo. Con sus declaraciones el Presidente nos pone, no solo en la picota pública de las redes sociales, sino que nos lanza a la orilla de los lobos en la calle frente a ciudadanos que insaciablemente han alimentado el odio, un odio que no les permite darse cuenta que detrás de un micrófono, una grabadora o una libreta de apuntes, hay simplemente un reportero tratando de interpretar la realidad y de contarle al país los hechos muy por encima del prejuicio y las etiquetas que los demás nos quieran poner.

Es en medio de este clima, agrio para nosotros, que una Senadora de la República se atreve a pedir la intervención judicial de un medio de comunicación, sí, la misma célebre que hace algunos meses hablaba de quemar a un candidato.

Es que nunca antes el clima fue tan hostil y nunca antes hubo tan poco control. Es que por lo menos hasta hace algunos meses un pronunciamiento de la Fundación Para la Libertad de Prensa, Flip, se sentía como una sanción o por lo menos resultaba disuasivo, pero ahora la mejor repuesta es el silencio, desconocer y desentender cualquier llamado.

Aplaudidos por su nicho ninguno de ellos alcanza a medir el daño que le están haciendo, no a un medio de comunicación, no al ejercicio de un reportero, no a los periodistas que tenemos que lidiar con ataques y amenazas, el verdadero daño es para el país ¡Pilas!, de a poco se viene la destrucción de la democracia, porque aunque en esta maraña de hechos y acusaciones, nadie lo reconozca, la libertad de prensa es uno de los pilares de la democracia.

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