Este es el gobierno del cambio, esa fue la promesa que compraron 11 millones de colombianos y para eso se tendrá que preparar el resto. En unos temas parece un cambio intempestivo y errático como en relaciones internacionales y la llamada Paz Total; en otros parecen transformaciones ponderadas, dialogantes e incluso abiertas a un rediseño en la necesidad de ser vinculante. Arranquemos por los claros. Petro no se ha bajado de su promesa de una transición energética. Partiendo de ahí, quizá con mucha convicción propia, e interpretando lo planteado en campaña, la ministra de Minas, Irene Vélez, alcanzó a decir que si era necesario se importaba gas de Venezuela. No pasaron ni tres días de esa afirmación y la funcionaria empezó a recoger sus pasos. En una actitud noble, serena y constructiva tendió puentes con quienes sintieron que hubo una declaración de guerra, conversó con el Presidente de Ecopetrol y visitó tres plantas de la compañía; se reunió con el presidente de la Asociación de Petróleo y Gas; moderó su discurso y ahora asume la transición energética al lado de la soberanía y la autosuficiencia.

Otro ejemplo en estos claros es la reforma laboral que unilateralmente puso sobre la mesa la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez. En el primer cara a cara que hubo con empresarios y Presidente a bordo, Petro la desautorizó y dijo que todo debía ser concertado. Los aciertos pasan por la frenada de la ministra de Agricultura a quienes justifican la invasión a predios privados. Cecilia López fue clara y habló de respeto a la Constitución y la ley. Pero definitivamente el hecho al que mejor lectura le doy es a esa reunión que sostuvo Gustavo Petro con María Fernanda Cabal. Encontrarse con su más férrea opositora para garantizarle su seguridad, bajo un tema que humanamente los conecta, nos sorprendió a muchos para bien. Petro pudo perfectamente delegar todo en la UNP. Sin embargo, decidió recibirla él mismo en su despacho, una escena que incluso utilizó Cabal para recordar que en la era Duque ni siquiera piso los jardines de Palacio.

Dicho lo bueno pasemos a los oscuros. Asuntos que realmente, preocupan, extrañan, dejan vacíos que se llenan de especulaciones y terminan en realidades dolorosas. Lo más grave pasa en materia internacional. Lo mencioné hace una semana: la impúdica ausencia de Colombia en la sesión de la OEA para condenar a Nicaragua se debió a una negociación del diferendo por San Andrés ¡Absurdo! esa no puede ser excusa para ceder ante el chantaje de una dictadura. Unido a este insólito episodio sobre el que permanece un silencio oficial, llega el estruendoso apoyo a la Vicepresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. En desprecio a una decisión de la Fiscalía de ese país que pidió 12 años de prisión, el gobierno colombiano habló de una persecución judicial.

Finalmente menciono un tema que, más que en oscuros, se mueve en un mundo de grises: la propuesta de Paz Total. El proyecto presentado inicialmente no define límites para quienes se dediquen al narcotráfico, en cambio sí, todos los anuncios que lo han antecedido generaron un ambiente de laxitud e incertidumbre frente al actuar de las Fuerzas Militares, esto dramáticamente se ha traduce en una todavía no resuelta escalada de violencia.