¡Presidente, bájese del balcón!
Desde un balcón en la Casa de Nariño el presidente, Gustavo Petro, habla de revolución, arremete contra el Congreso, los empresarios, las Cortes, los jefes de los Partidos Políticos y le dice a un puñado de ciudadanos ansioso “no nos dejen solos ante la jauría de los privilegiados” ¿Quiénes son los privilegiados? Paradójico que quien hoy tiene el poder, se puede parar con tranquilidad en una ventana desde un Palacio Presidencial y lanza feroces acusaciones contra otros, sea justamente quien califique a sus contradictores como “jauría de privilegiados”.
No le hace bien a este país, señor Presidente, seguir apelando a la lucha de clases, declarar enemigos e implementar una narrativa de “reformas o revolución”. Y como si no fuera suficiente en el mar de etiquetas y segregación la Vicepresidenta cierra la página con la retadora frase, “¡viva la Primera Línea!
Todo un desprecio por la otra Colombia; y ni siquiera por la Colombia que le es contradictoria, sino por la Colombia que busca diálogo, la que no quiere más “resistencia” y se resiste al lenguaje de agresión.
Aseguran ustedes, que están cumpliendo lo prometido en campaña, eso por lo que votaron sus electores. Pero quiero recordarle, Presidente, que usted ganó la segunda vuelta al lado de un Alfonso Prada y un Alejandro Gaviria -de quienes ya se deshizo- ganó con el apoyo de un Guillermo Rivera, un Luis Gilberto Murillo o una Mabel Lara. Recuérdelo Presidente, no porque ellos le hayan puesto votos en los simples términos de sumas y restas electorales o la simple ecuación de favores políticos, pero sí porque esas figuras le fueron útiles para acercarse a eso de lo que hoy se aleja y le permitió ganar: el centro.
Ese Presidente que obtuvo la mayoría en las urnas, no es el que hoy se refugia en el radicalismo, así que no está bien que siga apelando “al cambio por el que los colombianos votaron”. Le haría bien Presidente, bajarse del balcón, entender que la mayoría no son los que quieren la revolución, no son los que aspiran a una lucha de clases, no son los del estallido social; la mayoría no es la Primera Línea. La mayoría no queremos entendernos en lenguaje de estigmatización ni vernos como enemigos. La mayoría anhelamos acuerdos, consenso, unidad.
¡Bájese del balcón señor Presidente! Escuche a los 4.000 que llegaron a la Plaza de Armas, pero también a los millones que se quedaron en su casa agobiados de tantas peleas aupadas desde el poder. Bájese del balcón, aléjese de los prejuicios, baje el dedo señalador, no divida al país entre buenos y malos, donde los malos son los que no aplauden su proceder ¡Bájese del balcón Presidente!, no se deje nublar por esa visión distorsionada de la realidad que privilegia el caos, la inquina y la polarización.
Bájese del balcón, no se apropie del discurso social, que no es solo suyo. Somos la mayoría, los que queremos una reforma agraria, justicia social, transición energética, igualdad laboral o equidad en salud. Ese es un objetivo de todo el país, no solo suyo. Es hora de notar que todos los que reparte arbitrariamente entre seguidores y detractores tienen las mismas banderas de lucha; es hora de juntar esfuerzos en busca de ese fin común. Es hora de darse cuenta que a este país no le cabe una gota más de odio ¡Bájese del balcón, presidente!