Se nos fueron las luces
Y no solo por el absurdo incremento en las tarifas de la luz, sino también, por el que parece inevitable, aumento en los precios de la gasolina. Se nos fueron las luces porque pagamos más, consumimos menos y ya no nos ganamos lo mismo por la devaluación del peso. El valor de la canasta familiar está por las nubes, con una inflación histórica que llegó a 10,84% y una reforma tributaria que vendrá a arrebatarnos capacidad de consumo. Si este año vivir en Colombia era costoso, el otro será impagable.
A muchos nos alcanza cada vez menos para comprar lo de siempre y otros ya no pueden comprar lo de siempre porque ya no les alcanza. Es que las cuentas en un hogar de estrato 1, 2 o 3 que gana el salario mínimo, no dan. Yo misma lo he registrado con cientos de quejas que me envían televidentes preocupados con recibos de luz de hasta $500-000. Mejor dicho, la mitad del sueldo pagando un solo servicio público ¿Y la otra mitad? Les toca repartirlo sabia y milagrosamente entre los otros servicios, el arriendo, el colegio, el transporte y el mercado. Si a la disparada en el precio de la energía le sumamos el de la gasolina todo seguirá subiendo en cadena.
Claro, los expertos lo dicen, el valor de los combustibles tiene que sí o sí subir, eso no lo discutiremos porque ellos saben más que nosotros, pero algo tendrán que inventarse otros sabios para que no nos empobrezcamos más. Es que subir la gasolina pesará directamente sobre cosas tan simples como la mensajería, el transporte intermunicipal, el taxi o el pasaje del Transmilenio, el MÍO O Transcaribe. Su impacto apuntará incluso sobre el precio de los alimentos; mejor dicho, pesará sobre el costo de vida y disparará la inflación, que en últimas es el peor impuesto.
Y acá me llegan las evidentes comparaciones que le dan la razón a esos expertos sobre los precios internacionales de los combustibles: en Hong Kong pagan hasta 50 mil pesos por un galón o, más cerquita en la región, encontramos a Uruguay que paga $33.000 ¡Sí, tenemos una de las gasolinas más baratas del mundo! Pero también sería propio poner sobre la mesa otra discusión, como que Colombia es un país productor de petróleo o que tenemos uno de los salarios mínimos más bajos de la región. Si nos vamos a comparar con Uruguay contemos también que allá el salario mínimo es de US$502 - en Colombia es de US$235- y que ellos no tienen reservas de petróleo y nosotros sí. Así que a la hora de parangones que sean entre iguales porque ni producimos lo mismo, ni ganamos lo mismo, ni gastamos lo mismo.
El otro tema que suma preocupación es el papel de la Ministra de Minas. Justamente sobre Irene Vélez, quien ha sido la protagonista de varios desaciertos en los últimos días, recaen estos dos temas tan importantes: las tarifas de la luz y las tarifas de la gasolina. Es hora de dejar de “botar corriente” con apreciaciones incorrectas, lapsus mentales o cifras desfasadas. Hay que ponerle concentración y energía para encontrar soluciones que no signifiquen un empobrecimiento de los hogares colombianos.
Dicho todo esto nos falta la otra cuota para vaciar nuestros bolsillos: la reforma tributaria. Aunque la discusión apenas empieza, se da por descontado que el peso sobre las finanzas familiares será, más que un peso, una fortuna.