Trump en su mundo
Y finalmente paso así, Donald Trump fue elegido presidente de Estados Unidos y no por su magnífica campaña o su personalidad carismática e inspiradora; tampoco por sus propuestas de salvar el mundo, más bien por la idea de reconstruir su modelo de mundo propio. Trump sumó cuando encantó ciegamente a algunos con el discurso radical, mientras los demócratas restaron con el tono cansón, agobiante y frustrante de lo que significaba lo mismo: la laxitud, lo tibio, lo blando… lo gris.
Es lo que quisieron los norteamericanos, pero lo que menos le conviene al mundo. La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos podría ser problemática e incluso peligrosa. debido a su estilo de liderazgo y sus políticas estamos frente a un líder que como todo megalómano y soberbio, es errático, poco asertivo para liderar en equipo e incapaz de reconocer errores. Y no son suposiciones o pronósticos, Trump está volviendo a la Casa Blanca y ya sabemos lo que hará. La única diferencia ahora es que el resto del sistema también jugará a su favor: el congreso, la justicia y hasta los poderes locales. Trump 2.0 y remasterizado.
Pero, ¿Por qué es tan malo para el mundo? Su enfoque en una política de “América Primero” -Maga- tiende a priorizar los intereses estadounidenses inmediatos, lo que genera distanciamiento con aliados históricos y disminuye la participación en organizaciones y tratados internacionales. Trump es aislacionista. Este enfoque debilita la cooperación global en temas cruciales como la seguridad, el comercio y los derechos humanos. Y nadie critica que Estados Unidos luche por sus propios intereses, el problema es que a estas alturas, hablando de la principal potencia del mundo, no es que lo haga sin contar con los demás, es que lo hace a pesar de los demás. Cualquier movimiento en el tablero geopolítico tiene enormes implicaciones.
La retórica nacionalista y divisiva que emplea construye un relato polarizante, fomenta tensiones y desconfianza y aumenta el riesgo de conflictos.
Pero quizá la mayor preocupación está frente a la posición que tome en la guerra Ucrania-Rusia. El regreso de Trump al poder podría significar una disminución de la ayuda militar y financiera que Estados Unidos le proporciona a Kiev. Con el recorte o retiro de ese apoyo, Ucrania perdería a uno de sus principales aliados en términos de armamento, inteligencia y recursos económicos haciéndola vulnerable frente al Kremlin. Además, Trump ha expresado en diversas ocasiones su intención de mejorar las relaciones con Rusia y ha tenido una postura ambigua hacia Vladimir Putin, lo que podría traducirse en una menor presión sobre Moscú para reducir sus operaciones militares, o peor aún, en una complicidad frente a la intención de conquistar el Donbas.
Y para cerrar habrá que ver la viga en nuestro propio ojo. Con Trump en el poder muy seguramente Colombia se enfrenta de nuevo al fantasma de la descertificación. Tendremos que recordar cuando en 2017 lanzó la amenaza, aún con una lucha más eficiente contra el narcotráfico comparada con la de hoy ¿Qué pasará ahora cuando los cultivos de coca se han duplicado, no hay política de erradicación y la gran solución que plantea el Estado es comprar los cultivos a los campesinos? No lo quiero imaginar, aunque ya todos lo suponemos.