Analistas 20/05/2022

Plástico: material al que damos mal uso

Martha Ruby Falla González
Directora de Sostenibilidad de Postobón

El plástico es un material prodigioso que contribuye a la perdurabilidad y accesibilidad de los alimentos. Sin embargo, cuando no se recicla y se convierte en basura se opacan sus beneficios y se crea la percepción de que es un enemigo contaminador.

Dicho esto, estamos ante dos escenarios. El primero, radical, que busca prohibirlo sin medir implicaciones socioeconómicas. El segundo, racional, basado en la economía circular, que prolonga el ciclo de vida de los materiales con reducción, reúso y reciclaje. Este último enfoque es promovido por organizaciones reputadas como la Fundación Ellen MacArthur a través del Pacto Global por el Plástico y se refleja en normas de la Unión Europea y algunos países de América Latina incluyendo a Colombia.

La economía circular plantea estrategias que deben aplicarse progresivamente, teniendo presentes las plataformas de gestión de cada país para no destruir valor económico y social. Una de esas estrategias es asegurar que en el diseño de envases y empaques se usen materiales reutilizables o reciclables sin perder calidad, inocuidad y valor del contenido. Eso exige Investigación, Desarrollo y trabajo de largo plazo entre productores y proveedores.

Otra, tener metas de la cantidad de materiales posconsumo recogidos, aprovechados y transformados en elementos útiles para la sociedad. La recolección y aprovechamiento históricamente ha estado en cabeza de los recicladores de oficio. En Colombia hay cerca de 450 asociaciones y 37.000 recicladores censados. Su trabajo está dando frutos. Según datos de la Superintendencia de Servicios Públicos, los materiales aprovechados se duplicaron entre 2018 y 2020, llegando a 1.903 millones de toneladas, siendo el plástico el de mejor comportamiento.

En los próximos años el panorama tiende a mejorar. Desde 2018, la Resolución 1407 creó la Responsabilidad Extendida a las empresas Productoras de envases y empaques (REP), norma que obliga a certificar la transformación de residuos de empaques y envases posconsumo hasta alcanzar la meta del 30% en 2030. Si bien varias empresas apoyan de tiempo atrás a los recicladores como parte de su responsabilidad social, la norma promueve que el apoyo aumente, incluyendo fortalecimiento técnico, dotación y equipos. Desde el lado de la transformación de materiales, los esquemas REP también impulsan a pymes del plástico para que incorporen asuntos como facturación electrónica, sagrilaft, permisos ambientales y puedan contar con credenciales para certificar transformación de materiales posconsumo.

Adicional, se plantean acciones que exigen la incorporación de materiales reciclados en envases y empaques. Esto es relevante para impulsar el cierre de ciclo de materiales, pero la falta de capacidad en la industria nacional para fabricar resinas desde materiales posconsumo, la necesidad de aumentar la productividad de los recicladores y la falta de colaboración de los ciudadanos para separar materiales aprovechables de la basura, representan inmensos desafíos.

Para logra estas propuestas se requiere además que las entidades territoriales cumplan con los Planes de Gestión Integral de Residuos Sólidos para aumentar la cobertura del servicio público de aseo en los componentes de recolección y disposición de basuras y de aprovechamiento, este último a cargo de recicladores. Según la Superservicios, cerca de 400 municipios tienen cobertura inferior al 30%. Sin duda, es necesario incrementar ese porcentaje para reducir la contaminación y crecer niveles de aprovechamiento.

Por último, es necesario que el marco regulatorio sea progresivo, con un norte retador y alcanzable paso a paso, que involucre a los actores con responsabilidades compartidas y se enfoque en la solución de fallas de mercado.

TEMAS


Alimentos y bebidas - Seguridad alimentaria