Analistas 07/03/2024

Le quedó grande

Martín Pinzón Lemos
Estudiante de Comunicación Social y Periodismo U. de la Sabana

El ejercicio de buscar información sobre el Presidente en las redes vislumbra un panorama desalentador. Los titulares de los medios hablan por sí solos: “El Presidente del qué, pero olvida el cómo” de La República o “Al Oído: Gobierno Petro le está incumpliendo a la paz”, de W Radio. En X, la etiqueta #TodosALaCalle6M es tendencia. La ciudadanía está impaciente por ver los resultados del autoproclamado “gobierno del cambio”. Desde la Casa de Nariño van a intentar pasar unas reformas cada vez más impopulares, mientras el crecimiento del país se desaceleró 6,4% en comparación con 2022.

Cuando usas unos zapatos que te quedan grandes, te cuesta más caminar, ni se diga correr o patear una pelota. Si usas pantalones más anchos, debes usar correa. De lo contrario, las manos tienen que encaramarse al jean constante o vas a acabar con los calzones expuestos. Petro sufre de esto último. Todo el tiempo está supliendo la carencia de bases sólidas: un gabinete estable, funcionarios competentes y transparencia pública. Así, por andar con las manos en la cintura, no ha podido usarlas para lo que ha sido elegido: gobernar y dirigir a Colombia.

El drama entre el Presidente y el poder judicial fue el último escándalo de una larga lista. Por tratar borrar a los administrativos del exfiscal Barbosa, Petro intentó presionar a la Corte Suprema de Justicia y convirtió la llovizna en un tifón. Muchos sectores asumieron que el máximo mandatario se entrometió en potestades que no le corresponden, yendo en contra del equilibrio de poderes, atentando contra los principios democráticos. Además, de colofón, en la marcha donde los magistrados fueron encerrados en el Palacio de Justicia, hubo banderas del M-19, grupo autor de la toma del mismo edificio el 6 y 7 de noviembre de 1985. Dieron papaya.

La ejecución de la administración Petro tampoco ha estado exenta de críticas. Si bien es cierto que iniciativas como el ferrocarril han avanzado, muchos fondos públicos se derrochan. Según La Silla Vacía, la primera dama se gastó más de $1.000 millones en una comitiva de spa: amigas, maquillador, masajista, entre otros. En la Guajira, $46.000 millones, en carrotanques para abastecer de agua a la población, apenas arrancaron a finales de febrero, cuando la crisis fue hace meses. De acuerdo con María Fernanda Cabal, senadora del Centro Democrático, el mandatario ha gastado más de $28.5000 millones en viajes. El gobierno aún no desmiente la información.

A este derroche se suman las malas cifras de las finanzas nacionales. Colombia creció apenas 0,6% en 2023, seis puntos menos que en 2022, donde, según la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), se alcanzó 7%. Los colombianos han sentido el frenazo de la economía.

Hoy, más de 15 millones de colombianos no tienen aseguradas las tres comidas diarias, según la Evaluación de Seguridad Alimentaria para Población Colombiana, publicado en febrero de 2023 por el Programa Mundial de Alimentos. Por ende, con los nuevos impuestos de la canasta familiar, por la reforma tributaria, y la poca progresión económica no garantizan una solución al hambre. Por consiguiente, los colombianos han fustigado la imagen presidencial. De acuerdo con el Opinómetro de Datexco, seis de cada diez colombianos reprueban la gestión Petro-Márquez.

Petro persiguió el carro de la presidencia, ya lo abordó, pero lleva meses sin saber cómo manejarlo. No hay rumbo. El gran sueño progresista se parece a una fantasía, donde el simple hecho de gobernar opaca cómo emplear la responsabilidad que le fue entregada por los colombianos. El séquito presidencial se quedó en el 19 de junio de 2022, cuando ganaron las elecciones. Un gobierno al estilo del viejo oeste, donde se disparan entre ellos por codicia o afán de poder. Y el lío es que las balas estallan en un mismo pecho: el de Colombia.

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