A finales de febrero, el gobernador antioqueño Luis Pérez Gutiérrez anunció la creación de Cannabis Salud, una participación entre el Idea y la Universidad de Antioquia. “Vamos a producir cannabis para que sea un mejoramiento genético mayor y se produzca más rápido”, dijo el gobernador en la Asamblea Regional; “vamos a producir medicamentos, a comercializarlos y a comprarle al que esté vendiendo aceite de cannabis para reprocesarlo y hacer otro tipo de medicamentos.”
El ingreso de una compañía pública al mercado de cannabis medicinal agrega un nuevo nivel de complejidad a una industria que, con tan solo unos años de existencia, ya está en medio de una crisis existencial. Desde el principio de 2019, las tensiones entre media docena de jugadores principales y cientos de productores pequeños se han incrementado. Ahora, compañías públicas ofrecen una visión diferente.
“Queremos ser líderes regionales en el cultivo, comercialización y financiación de proyectos de cannabis en Antioquia”, dice César Betancur, catedrático de la Universidad de Medellín. El apoyo público hacia la industria es muy importante, pues “hay un estigma cultural contra la marihuana en Antioquia. El apoyo del gobernador y la creación de la empresa van a ayudar a crear una distinción entre la industria medicinal y el tráfico de drogas”, dice.
Cannabis Salud también podría jugar un papel importante en impulsar recursos humanos e investigación y desarrollo locales en el mercado del cannabis. Este año, la Universidad de Antioquia va a introducir un diploma en cultivo de cannabis para graduar nuevas generaciones de cultivadores. Otros programas de investigación con universidades ahora tienen mayores posibilidades de recibir financiación de Colciencias.
Finalmente, el nuevo proyecto puede abrir canales de inversión local en la industria, así como canales de financiación para los productores. La cotización de Cannabis Salud en la BVC es una posibilidad, según Betancur. “Queremos que la industria sea más oficial, un objetivo principal para los colombianos es poder comprar acciones de cannabis medicinal que estén cotizando en la bolsa local”, dice. “Idea podría reinvertir esas ganancias en el desarrollo de Antioquia e incluso prestar servicios de consultoría y financiamiento para productores pequeños”.
Las empresas estatales podrían agregar un nuevo nivel de complejidad en el mercado. ¿Es posible que el “interés nacional” permita que las compañías estatales de cannabis se salten la fila de las licencias que actualmente toman más de un año y medio? ¿Será que el Idea va a cumplir su plan de financiar a jugadores más pequeños o va a acumular licencias para sí misma?
Con la incapacidad de instituciones gubernamentales para lidiar con la avalancha de licencias, parece inevitable que una reforma venga pronto. Los ministerios ya están ejecutando procesos de contratación extensivos para lidiar con las licencias acumuladas. Las licencias podrían ser más costosas, sujetas a análisis más rigurosos o atadas a títulos de tierra específicos.
Mientras Asocolcanna, la Asociación Colombiana de Industrias del Cannabis, ha sido una voz importante para hacer lobby con el gobierno, las prioridades de los productores pequeños y las grandes empresas parecen ser cada vez más divergentes. Se han escuchado rumores sobre la creación una nueva asociación enfocada en productores más pequeños. La política colombiana de cannabis se mueve cada vez más rápido, es cada vez más compleja y estresante. Si tan solo hubiera una planta natural para remediar ese estrés…