Analistas 06/10/2023

El péndulo argentino

Mauricio Olivera
Vicerrector Administrativo y Financiero UniAndes

En un mes serán las elecciones en Argentina. Y lo más probable es que, en su movimiento pendular, llegue al otro extremo. El candidato más opcionado, Javier Milei, más allá de los calificativos que le han endilgado, propone un modelo económico completamente opuesto al que los gobiernos argentinos han aplicado a lo largo del presente siglo. Hagamos un rápido recorrido de la historia. En la llamada “década pérdida latinoamericana” de los 80s Argentina fue de los países más afectados por la hiperinflación, con inflaciones de 4.293% en 1989 y 1.343% en 1990. En la región las hiperinflaciones resultaron de la mezcla de gobiernos sobre endeudados con una fuerte alza de la tasa de interés en Estados Unidos para reducir la inflación de ese país a principios de los 80s -liderada por el famoso líder de la Fed Paul Volcker- que llevó a varios países a declarar moratoria de la deuda externa y, excluidos de los mercados internacionales, a los gobiernos a imprimir dinero sin ninguna restricción.

La respuesta a la década pérdida fueron las reformas pro-mercado llamadas el “consenso de Washington”. La premisa de estas reformas fue que era necesario reducir al máximo la intervención del Estado e incentivar los mercados. En Argentina se empezó a hablar de la dolarización. En el gobierno de Carlos Menem no se llegó a la dolarización completa, sino a la ventanilla de convertibilidad, en la cual un peso argentino era equivalente a un dólar. De esta manera, el gobierno no podría imprimir dinero y la inflación dependería de la inflación del dólar en Estados Unidos.

Una década después, a principios del presente siglo, este modelo estalló. La mezcla de una política monetaria restringida con una política fiscal laxa financiada con préstamos del FMI terminó en “el corralito” en 2001, medida impuesta por el gobierno del presidente Fernando de la Rúa por el pánico financiero generado por la crisis económica. La decepción de las reformas pro-mercado de los 90 llevó a los argentinos a votar por el modelo anterior con alta intervención del Estado. El péndulo se fue al otro extremo más de una década después, cuando en 2015 ganó las elecciones el presidente Macri, con un modelo pro-mercado que no funcionó. Hoy, con una inflación acumulada de 80%, las bases del modelo económico del candidato Milei son similares, aunque más radicales, a las de los 90. La dolarización y la reducción de la intervención del Estado. Argentina sigue en ese péndulo entre mercado y Estado.

Bajo un lente más estructural, en un estudio que participé hace varios años se analizó el desarrollo de América Latina de los últimos dos siglos, explicado por tres determinantes estructurales: la geografía, la demografía y las instituciones. Hace dos siglos Argentina era tan potente como Estados Unidos. El determinante era la geografía. A medida que avanzaba el tiempo, las instituciones empezaron a ser más determinantes que la geografía o la demografía, y mientras el nivel de desarrollo de Estados Unidos crecía, el de Argentina se rezagaba.

Desafortunadamente es la tendencia de América Latina. No hemos podido avanzar en nuestro desarrollo, seguimos siendo países de ingreso medio con bajo crecimiento y alta desigualdad. Hoy Colombia se encuentra en la misma situación. En los 90s fueron las reformas pro-mercado y ahora son las reformas pro-Estado. Deberíamos buscar el camino adecuado: el mercado hasta donde sea posible y el estado hasta donde sea necesario.

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