Analistas 20/10/2023

Reforma laboral y empleo

Mauricio Olivera
Vicerrector Administrativo y Financiero UniAndes

Una de las fuertes discusiones que se ha dado alrededor de la reforma laboral es sobre sus efectos en el empleo. La discusión ha girado en torno a dos temas. Por un lado, las críticas a la reforma han mostrado que va a destruir empleos. Por otro, los defensores de la reforma han afirmado que su objetivo no es resolver el problema del alto desempleo en Colombia; es hacer cumplir los derechos de los trabajadores. Añaden que el empleo se genera a través de otras políticas, por ejemplo, el plan de desarrollo y las políticas de comercio, no con la reforma pensional. Mientras tanto, las estadísticas comparativas más recientes muestran que, aunque la tasa de desempleo en Colombia está por debajo de dos dígitos, aún seguimos ocupando el vergonzoso tercer lugar entre los países con más desempleo en la Ocde, al lado de España y Grecia.

De 23 millones de trabajadores colombianos cerca de dos millones y medio están desempleados. Esto no es reciente. El desempleo es uno de los problemas estructurales más graves del mercado laboral colombiano, al lado de la informalidad. Es además una situación socialmente inaceptable. La falta de empleo puede llevar a las personas y a sus hogares a caer en la pobreza, y es a través del trabajo que las personas pueden desarrollarse a lo largo de su vida. Falta de oportunidades laborales puede llevar a las personas a problemas de salud mental. Sobre las políticas públicas, programas sociales como familias en acción o una renta ciudadana pueden ayudar a los hogares a salir la pobreza, pero para mantenerse afuera de esta es necesario generar sus propios ingresos a través de trabajo o emprendimiento, que en últimas es trabajo por cuenta propia. En suma, el desempleo es un reto muy delicado económica y socialmente.

Este análisis puede llevarnos a pensar que el empleo debería ser un derecho, y que por esto la estabilidad laboral se puede lograr a través de una ley. Sin embargo, el problema es más complejo y por eso su solución no es única. Además del cumplimiento de derechos es necesario tener en cuenta conceptos económicos que ayuden a entender los efectos que puede tener la reforma. El primero de ellos es la productividad. Como lo he dicho en varias columnas, la productividad laboral en Colombia es extremadamente baja. Si el trabajador no cuenta con la productividad (competencias y habilidades) que la empresa necesita, no es contratado. Esto se soluciona con formación para el trabajo pertinente y con calidad, y en ese sentido estaría de acuerdo con quienes afirman que la formación no hace parte del código del trabajo. El gobierno debería estar diseñando una gran reforma al Sena encaminándolo hacia la empleabilidad, y buscando fortalecer las políticas de formación para el trabajo.

El segundo es el costo laboral, es decir, lo que el empleador debe pagar por el trabajo. Es la contrapartida de la productividad. Si la reforma aumenta los costos para el empleador, aumenta la probabilidad de que menos personas contrate, o inclusive que se destruyan empleos. La invitación al gobierno y al congreso es revisar la reforma bajo este lente para evitar que el problema estructural de desempleo se agrave afectando a millones de personas.

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