En el contexto actual, en el que la coyuntura económica nacional e internacional plantea un 2023 complejo, pero en el que además se están proponiendo reformas estructurales de gran calado desde el gobierno, vemos particularmente necesario contribuir a un diálogo nacional que incluya diversos sectores de la sociedad. Y así se lo hemos planteado al gobierno desde hace meses.
Por eso fue tan relevante este año la Asamblea General de Anif que se llevó a cabo el martes pasado. Durante la mañana, el presidente Gustavo Petro, el ministro de Hacienda José Antonio Ocampo y el Superintendente Financiero Jorge Castaño, expusieron su visión sobre el futuro económico de Colombia en los próximos cuatro años, tema central del evento. Así mismo, oímos tanto las preocupaciones como las perspectivas positivas de diferentes expertos.
Esta sesión nos deja importantes reflexiones. Primero, vemos que el gobierno tiene una perspectiva optimista para el próximo año. El ministro ve un panorama fiscal mejor en 2023. Además, insistió en que los mensajes de responsabilidad fiscal, la reforma, la subida en los precios de la gasolina y en general su gestión y diálogo con las calificadoras de riesgo, ya han repercutido en mejores percepciones de riesgo para el país.
Por su parte, el Superintendente, a pesar de reconocer que, sobre todo en 2022, el crecimiento del país ha estado apalancado en el crédito de consumo, no está preocupado por un eventual vencimiento de cartera. El sistema financiero es robusto y tiene provisiones suficientes para enfren- tar choques económicos.
En términos generales, en Anif destacamos los mensajes de responsabilidad fiscal que ha enviado el ministro. Es verdad que los mercados lo han notado y tanto la tasa de cambio como el riesgo país han empezado a ceder. A esto se suma el anuncio del presidente ayer durante la Asamblea de que se seguirá subiendo el precio de la gasolina, medida necesaria y responsable para poder reducir el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles. También vemos con buenos ojos la propuesta del Presidente de inyectarle capital e incentivar de diferentes formas el agro, la industria, el turismo y la construcción, sectores que son intensivos en generación de empleo. Sin embargo, hay que decir que aún falta precisar cómo se ejecutarán esas ideas. Por eso la importancia de las discusiones sobre el Plan Nacional de Desarrollo. A pesar de todo, insistimos en que el panorama es complejo y hay varios problemas que asoman: la economía ya se empieza a desacelerar, la tasa de cambio aún es alta, el déficit fiscal aumentó por consecuencia de la emergencia sanitaria y el déficit externo es preocupante, por nombrar solo algunos puntos.
Pero, además, seguimos siendo particularmente enfáticos en los problemas que pueden traer las reformas de salud y pensional, tal como se han propuesto (o inferido en el caso de salud por los anuncios de esta cartera). Esos sectores no se pueden poner en riesgo, porque de ellos dependen no solo las finanzas públicas y la sostenibilidad fiscal del país, sino el bienestar de todos los colombianos. Las metas de reducción de pobreza y de la desigualdad sin duda estarán mediadas por las decisiones que se tomen en estos frentes. Nos deja más tranquilos, sin embargo, lo que me comentó hace unos días el ministro Ocampo durante la entrevista que le hice para la Separata Anif, y que repitió durante la Asamblea: “la reforma pensional, la de salud y la agraria tienen que ser consistentes con las posibilidades fiscales del país”. Ojalá sea esta visión la que gane dentro de las discusiones del gobierno.