Analistas 09/03/2021

Enero y un desalentador resultado del mercado laboral

Mauricio Santa María
Presidente de Anif

Pese a que el primer mes del año siempre es el que presenta tasas de desempleo más altas, debido a factores estacionales, las cifras del mercado laboral de enero del 2021, publicadas a finales de febrero por el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), no son alentadoras. La fuerte subida en la tasa de desempleo a nivel nacional y en las 13 principales ciudades, la caída en el número de ocupados (que se explica principalmente por la situación en Bogotá), el incremento en la pérdida de los ingresos laborales de los hogares y el aumento de la brecha en el desempleo entre hombres y mujeres son motivo de preocupación. Para empezar, la Tasa de Desempleo (TD) se ubicó en 17.3%, 4.3pp por encima del valor registrado en enero del 2020. Con eso, el promedio de la TD de los últimos 12 meses se ubicó en 16.4%, cifra que supera el promedio del mismo periodo un año atrás (16.1%). Por su parte, la Tasa de Ocupación (TO) rompió con la tendencia al alza que llevaba y llegó a 49.8%, valor menor al observado un mes atrás y 4.6pp inferior al registro de enero de 2020. La cifra de ocupados fue apenas inferior a los 20 millones, lo que representa una disminución de 1.6 millones de personas frente a lo observado en el mismo mes del año previo.

Al analizar la serie corregida por efectos calendario y estacionales, se evidencia que la población ocupada disminuyó en cerca de 266 mil personas desde el mes de diciembre. Con ese resultado se revierte la tendencia de crecimiento que parecía consolidarse, en el nivel de ocupados, desde mayo. Esa disminución nos pone a la altura de los registros de octubre de 2020.

Sumado a eso, la caída de ingresos laborales se mantiene en niveles preocupantes (ver Gráfico 1). La pérdida en enero fue de $1.73 billones, la más alta desde septiembre de 2020. Recordemos que en diciembre de 2020 la cifra fue de $1.44 billones. Ese monto, además, es superior a las pérdidas que se percibieron en marzo de 2020, al inicio de la emergencia sanitaria, cuando se registró una caída de $1.58 billones. Con lo anterior, el ingreso laboral que los hogares han dejado de percibir entre marzo de 2020 y enero de 2021 asciende a $32.8 billones, equivalentes a 3.1% del PIB aproximadamente.

Detengámonos ahora en el desempeño de las 13 principales ciudades del país. La tasa de desempleo subió a 19.5%, 6.6 pp superior a la del mismo mes del año anterior (12.9%). El aumento responde, en gran medida, a lo que pasó en Bogotá. De hecho, la caída del número de ocupados en la capital, con respecto al mismo mes del año anterior, fue de aproximadamente 512 mil que, además, corresponde al 51% de la caída total de empleos en las 13 ciudades. La cifra se torna más preocupante si consideramos que Bogotá sólo es responsable del 38% del empleo de las ciudades, es decir, la caída en el número de ocupados en la capital fue más que proporcional a la participación en el empleo total.

Aquí analizamos las cifras del mes de enero del 2021 en materia laboral. Así mismo, destacamos los efectos negativos que tuvieron, en especial en Bogotá, las cuarentenas sectorizadas y cierres estrictos que se implementaron al final del año anterior y comienzos de este. Volvemos sobre un tema en el que hemos insistido en varias ocasiones, se trata de la agudización de las brechas sociales, sobre todo de género. Llamamos la atención sobre la importancia de no volver a acudir a medidas restrictivas sin criterios claros. No podemos cambiar las reglas de juego a discreción y esperar que empresas y hogares lo aguanten.

Principales resultados del mercado laboral en enero de 2021
Según las cifras de desempleo con corte a enero (ver Gráfico 2), la TD nacional se ubicó en 17.3%, mientras que su promedio de los últimos 12 meses fue de 16.4%. Adicionalmente, se observa que el número de desocupados fue de aproximadamente 4.17 millones, lo cual significa un incremento de 951 mil personas con respecto a enero de 2020. Así, el año 2021 comienza con una tasa de desempleo que está por encima del promedio de los años anteriores. Eso refleja, además de los efectos de los factores estacionales del primer mes del año, los estragos de la pandemia y las consecuencias de volver a recurrir a medidas ineficientes para el control de contagios por SARS-CoV-2.

Por su parte, la tasa de ocupación de enero se ubicó en 49.8% (4.6pp inferior al registro del año anterior). En otras palabras, esa cifra significa que 19.97 millones de personas se encontraban ocupadas (una diferencia de alrededor de 1.6 millones ocupados menos que en el año previo), ver Gráficos 3 y 4. Si analizamos la tendencia reciente en los datos, se encuentra que, entre noviembre y diciembre del año 2020, el número de ocupados había aumentado en 216 mil personas y los desocupados habían disminuido en 104 mil personas. Esas cifras son el claro reflejo de la importancia que tiene sobre el mercado laboral la reapertura de las actividades productivas. Pero, contrario a lo que mostraba la evidencia y a las recomendaciones hechas por ANIF en diciembre, se insistió en nuevos cierres y cuarentenas sectorizadas que llevaron a consecuencias previsibles como lo es una nueva desaceleración en la recuperación económica. Con un agravante adicional, el comportamiento de la economía en enero fue similar al que se vio en los inicios de la pandemia y los avances en materia de contención del virus fueron muy pobres.

Ahora bien, el análisis de cifras para enero de 2021, desestacionalizadas y corregidas por efectos calendario, muestran que la caída fue mayor a la esperada. La TD fue de 14.8%, eso es 4.2p.p. mayor que en el mismo mes del año anterior y 0.5p.p mayor que en diciembre.

Como hemos analizado a lo largo de la emergencia sanitaria, durante el 2020, una vez se relajaron las medidas de confinamiento y de a poco se incorporaron más sectores a una “normalidad productiva”, se vio una significativa recuperación de los indicadores laborales. En el inicio del 2021, al reforzar las medidas restrictivas, la economía se llevó un duro golpe que tuvo claros efectos en el empleo. La disminución de 0.5pp en la TD estacional de noviembre a diciembre, se revirtió por completo. De diciembre a enero se vio un aumento de 0.5pp, la primera variación intermensual positiva desde la vista entre abril y mayo del 2020 (1.1pp).

Otro aspecto relevante, es la mayor participación de las zonas urbanas en el aumento de la desocupación. En efecto, la población desocupada de las 13 principales ciudades y sus áreas metropolitanas representan el 55.6% del total del desempleo nacional (alrededor de 2.3 millones de los 4.1 millones de desocupados en enero). Así mismo, se observa que la TD en las principales ciudades es 2.2pp mayor al valor registrado a nivel nacional (con un valor de 19.5%) y 6.6pp mayor al registrado el año anterior (12.9%). Dado que son las ciudades que concentran un buen porcentaje del PIB nacional, fue en ellas donde más se sintió el rigor de las restricciones a la movilidad y a la actividad económica.

Desempeño de las principales ciudades
Como señalábamos en la sección anterior, la pérdida de empleo registrada en las 13 principales ciudades representó, para el mes de enero, más del 50% del total del desempleo nacional. Por tal razón, consideramos necesario revisar cómo las disposiciones de control del virus incidieron en las tasas de desempleo a nivel local y nacional.

Antes de entrar en el detalle cabe señalar que, si bien el Gobierno Nacional estableció directrices para reducir la movilidad de la población en horas de la noche en ciudades con más del 70% de ocupación de camas UCI, los mandatarios locales fueron quienes decretaron el grado de severidad de las medidas en cada ciudad. Sobre la base de ese mandato, los alcaldes de ciudades como Bogotá, Medellín y Cali optaron, a finales de 2020 e inicios de 2021, por recurrir nuevamente a la implementación de cuarentenas en la ciudad. Para el caso de Medellín y Cali las medidas sólo tuvieron vigencia para el fin de semana de reyes (del 7 al 12 de enero de 2021). Bogotá, por su parte, además de sufrir aislamiento estricto durante esas fechas, tuvo cuarentenas por localidades y UPZ por un largo periodo de tiempo. De hecho, desde el 3 de enero hasta el 2 de febrero, la ciudad experimentó diferentes cierres en las localidades que reportaban mayor número de contagios y menor disponibilidad de camas UCI.

La implementación de las nuevas medidas en diciembre sorprendió, sobre todo, porque luego de haber visto los devastadores efectos que tuvieron las medidas restrictivas a la movilidad y al comercio, y teniendo el tiempo suficiente para permitir una mejor planeación (se podía prever que las reuniones por las festividades de fin de año podían traer mayores niveles de contagio), se debió haber llegado a un consenso para tomar medidas que salvaguardaran la salud de los ciudadanos sin poner en riesgo la continuidad de la actividad económica del país. El desempleo no son solo cifras y números, es un indicador clave para entender el impacto real sobre la capacidad de consumo y el bienestar de los hogares.

Desde los meses más álgidos de la pandemia, por ejemplo, se ha registrado un cambio importante en los hábitos de consumo de los hogares. En efecto, el consumo de productos y servicios de primera necesidad ha sido el principal destino, seguido por necesidades generadas por la crisis sanitaria, como es el uso de productos de aseo y aquellos relacionados con tecnología para el trabajo en casa. Ese cambio, junto con la caída en el consumo de bienes semi-durables y durables, ponen en evidencia una situación muy preocupante, a futuro la pérdida de ingresos laborales puede verse reflejada en el acceso a educación, a servicios de salud complementarios, a entretenimiento, todos elementos que, a la larga, son fundamentales para el bienestar.

Partiendo de lo anterior, si evaluamos las cifras del mercado laboral del mes de enero a nivel de ciudades, Bogotá, como ya lo mencionamos, es el caso más llamativo por la proporción que representaron las pérdidas de empleos sobre el total de las 13 ciudades. Además, registró una caída de cerca de 400 mil ocupados en el trimestre móvil noviembre 2020-enero 2021. Adicionalmente, como se evidencia en el Gráfico 5, la TD de la ciudad, para ese mismo período se ubicó 3.1pp por encima de la TD nacional. Con eso, además de ser la segunda ciudad con mayor desviación, se observa un cambio en la tendencia de recuperación que venía presentando desde el trimestre julio-septiembre de 2020.

Medellín, por su parte, presentó una desviación de 1.7pp frente a la tasa de desempleo nacional, manteniendo casi inalterado su proceso de recuperación del empleo. En Cali a pesar de presentar la mayor diferencia (4.0pp) respecto a la TD de trimestre móvil, la ciudad continuó con el proceso de recuperación. Por su parte, las tasas de desempleo de Bucaramanga y Barranquilla fueron inferiores en 0.1pp y 2.2pp, respectivamente, frente a la nacional.

El análisis por ciudades demuestra que las medidas restrictivas tomadas a finales de 2020 y comienzos de 2021 tuvieron peores consecuencias en los principales centros urbanos, en especial en Bogotá, puesto que fue allí donde fueron más estrictas. Peor aún, los pobres resultados en materia de mercado laboral serían más entendibles si el endurecimiento de las medidas restrictivas se hubiera visto reflejado en mejoras en las tasas de contagio y mortalidad por SARS-CoV-2. Desafortunadamente este no es el caso, Bogotá no sólo siguió registrando altos casos de contagio, también los peores resultados en el empleo. La arbitrariedad de las decisiones, en últimas, sólo produjo desempleo y pérdida de ingresos para los hogares.

En línea con lo anterior, el Gráfico 6 muestra, para las 5 ciudades más importantes del país, el porcentaje del empleo y de los ingresos que aportan con respecto al total nacional, así como su participación en la caída de ocupados a nivel nacional. A partir de las cifras se puede ver que esas 5 ciudades, que en conjunto representan el 48% del total en la caída de ocupados a nivel nacional, contribuyeron con un 50% en la pérdida de ingresos laborales totales en el mes de diciembre.

Así mismo, queremos hacer énfasis en una realidad que los números muestran. Las curvas de contagio son muy similares para las 5 ciudades y también las presiones sobre los sistemas de atención de cuidado crítico a nivel local. Sin embargo, como lo muestra el gráfico 6, Bogotá presentó diferencias más pronunciadas que el resto de las ciudades. Mientras que Bogotá únicamente representa el 18% del total de ocupados en el país, es responsable por el 25% de las perdidas en el total de ocupados. Algo similar ocurre con los niveles de ingreso laboral, mientras Bogotá representa el 26% del total nacional de ingresos laborales, es responsable del 37% de la pérdida total de ingresos. En contraste, Medellín representa el 8% de ocupados y el 11% de ingresos laborales, y sólo es responsable del 7% de la caída en número de ocupados y del 10% de la pérdida de ingresos. Barranquilla, por su parte, es exactamente proporcional en estas medidas, ya que representa un 4% tanto en ocupación como en ingresos laborales, y es responsable de la misma proporción en las pérdidas de ambos rubros. Eso es un claro reflejo del gran impacto negativo que tiene la implementación de medidas más estrictas en las ciudades de mayor participación en el PIB.

Ahora bien, con esos resultados a la mano hacemos un llamado a las autoridades para que busquen, desde ya, medidas estratégicas que protejan de manera integral tanto la salud, así como el empleo de los ciudadanos ante un posible nuevo incremento en los datos de contagio.

Análisis de los resultados por posición ocupacional y sectores
Como hemos mostrado desde mediados del año pasado, el empleo formal ha sido el más golpeado por la crisis que enfrenta el mercado de trabajo, tanto en términos de pérdida de empleo como en el rezago en la recuperación. Eso se debe, entre otras cosas, a que las rigideces de la estructura de contratación formal, que no son flexibles a los ciclos económicos, terminan siendo un obstáculo para el proceso de recuperación económica. Tal comportamiento se ve reflejado en las cifras presentadas en los Gráficos 7 y 8. Al analizar la pérdida de empleo, se observa que el desplome se da en los grupos de empleados particulares y los trabajadores por cuenta propia1, que representan alrededor del 37% y el 46% de todo el empleo, respectivamente. Sin embargo, la caída en la ocupación de los trabajadores por cuenta propia ha sido, de manera consistente, menor que para los asalariados (para enero 2021 se perdieron 72.000 empleos de los trabajadores cuenta propia vs. 1.121.000 de trabajadores asalariados), a excepción del trimestre enero-marzo 2020.

Sumado a eso, incluso en los trimestres donde se presentó una recuperación del mercado laboral se continuó perdiendo empleo formal en cifras superiores al millón de personas. De hecho, en enero de 2021 se observa un incremento en el número de empleos perdidos de empleados asalariados (62.000 nuevos desempleados), mientras que los trabajadores por cuenta propia continuaron en la senda de recuperación (-52.000 desempleados).

En relación con lo anterior, del empleo particular (asalariado) que se perdió en el mes de enero el 50% (617 mil) corresponde a empleo masculino y el 50% (609 mil) a empleo femenino. Eso significa que la carga de las mujeres, por lo menos en empleo asalariado, se equiparó con la de los hombres. Sin embargo, persiste la brecha entre la TD de hombres (13.4%) y de mujeres (22.7%) que, una vez más, sobrepasa una diferencia de 9.0pp. Es evidente que las dificultades en términos laborales que han enfrentado las mujeres durante la crisis han sido más grandes. Además, preocupa que la caída en el empleo doméstico representa alrededor del 10% de la disminución en la población femenina ocupada (94 mil), eso significa que muchos hogares vulnerables han visto disminuido sus ingresos.

Ahora bien, los sectores económicos que comenzaron el 2021 con mayores pérdidas de empleo son entretenimiento, alojamiento y comida e industria, que en conjunto representaron el 56% de todo el empleo perdido en enero (gráfico 9). Lo anterior es, por supuesto, un indicador de que las actividades que requieren de la presencialidad son las más afectadas por las restricciones. Además de eso, encontramos que los sectores que presentaron mayores pérdidas de empleo corresponden a aquellos en los que predomina el trabajo femenino. Como es el caso del sector de servicios, que presentó una disminución de cerca de 387 mil personas (casi que en su totalidad mujeres), y el de alojamiento y comida, en el que 182 mil de los 278 mil que salieron fueron mujeres.

Brecha de género
No hay duda de que la brecha de género presente en el mercado de trabajo ha sido uno de los problemas que más se ha recrudecido como consecuencia de la pandemia. Pero si algo evidencian los resultados de enero, son las dificultades que enfrentan en materia de empleo las mujeres jóvenes (14-28 años). Como se ve en el Gráfico 10, la brecha de desempleo entre hombres y mujeres jóvenes aumentó a raíz de la pandemia. En marzo de 2020 la diferencia de TD era de cerca de 10pp. Mientras que, en el punto más crítico de la pandemia, la brecha se amplió a casi 16pp. En términos de participación, la diferencia entre la Tasa General de Participación de hombres y mujeres jóvenes alcanzó niveles de 18.2pp en el mes de septiembre de 2020 (61.5% para hombres y 43.3% para mujeres). Esa distancia venía cerrándose en los últimos meses de 2020, pero en enero la tendencia se revirtió, hubo un salto de 15.3pp en diciembre a 16pp en enero, valores que como mencionamos corresponden a los observados en los momentos más críticos de la pandemia.

Los datos son inquietantes porque no sólo se está excluyendo a las mujeres del mercado laboral en el presente, sino que en el futuro aumenta la probabilidad de que sean excluidas del sistema pensional. La edad de pensión es menor en las mujeres (57 vs. 62), por lo tanto, perder días de cotización durante los años más productivos puede traducirse en una menor probabilidad de acceder a una pensión formal. Adicionalmente, los primeros años laborales de las personas son fundamentales para adquirir experiencia y construir una carrera laboral exitosa. Visto así, es necesario que, además de sumar esfuerzos para lograr una reactivación económica general de la población, se haga especial énfasis en darle a las mujeres jóvenes oportunidades de empleo.

Conclusiones
A pesar de que en el 2020 tuvimos cifras de desempleo nunca vistas en el país, la tendencia de recuperación de final del año parecía consolidarse para el 2021. Pero no fue así. El afán por evitar una subida en las tasas de contagio se tradujo en un inicio de año marcado por nuevas restricciones estrictas a la movilidad. En esta ocasión, a diferencia de la homogeneidad de medidas presentadas en el pasado por el gobierno nacional en todo el territorio, la mano de los alcaldes dictó la pauta de las restricciones entre las distintas ciudades y departamentos del país. Eso permitió hacer una radiografía más precisa de sus consecuencias. Vimos que Bogotá, una de las ciudades con medidas más estrictas, representó el 51% de la caída total de los ocupados en las 13 ciudades principales del país frente a enero del 2020. Eso, pese a que la capital sólo es responsable del 38% del empleo. Desalentador si pensamos, además, que la curva de contagios es muy similar a la de otras ciudades y las cifras de mortalidad por SARS-CoV-2 no mostraron mayores mejorías. Es importante superar, de una vez por todas, los cierres estrictos, no hay economía y sociedad que soporte tanta arbitrariedad.

Bajo ese panorama, el balance general de las cifras que nos deja el primer mes del 2021 no es el mejor, además se revierten varios de los avances logrados en el último trimestre del 2020. Llama la atención que hayamos llegado incluso a acercarnos a números que se vieron en los meses más arduos de la emergencia sanitaria. Eso sin mencionar lo lejos que estamos todavía de llegar a los resultados que se registraban antes de la pandemia. Lo anterior, sin duda, tiene efectos directos sobre la calidad de vida de los hogares y sus expectativas sobre la situación actual y futura.

Tal vez el problema que más se agudizó en el mes de enero fue el del aumento en la brecha de género en términos de empleo. Las mujeres cargaron con una mayor proporción de la pérdida de ocupación y persiste el rezago en los sectores en los que hay más mano de obra femenina: entretenimiento, servicios sociales, alojamiento y comida, entre otros. Sumado a eso, queremos insistir en el problema que representa, hoy y a futuro, las altas tasas de desempleo joven, sobre todo de mujeres.

En perspectiva, las cifras del mes de enero ponen a prueba nuestras proyecciones de empleo (TD 12.5%-13.0%) y de crecimiento (4.3%) para el 2021. Eso, en la medida en que los resultados parecen mostrar que hemos alcanzado niveles de desempleo similares a los de octubre de 2020. En 2021 se deberá hacer un esfuerzo importante por recuperar los avances que se perdieron en enero, al tiempo que se deberá fortalecer la dinámica de recuperación de la actividad económica para así lograr alcanzar las perspectivas que se tienen para el año.

Por último, no sobra decir que la senda en materia laboral que se verá en el curso del 2021 dependerá, en buena medida, de la evolución del proceso de vacunación, en el que esperamos autoridades nacionales y locales puedan articularse. Por otra parte, hay que mantener los programas de transferencias a empresas y hogares más vulnerables hasta que se consolide un poco más el panorama laboral. Finalmente, hay que agilizar los programas y proyectos contemplados en el CONPES de reactivación, en especial los que tienen el potencial más grande de generación de empleo.

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