Lo dice el Banco de la República: si se aprueba la reforma laboral presentada por el gobierno de Gustavo Petro, se acabarían 454.000 empleos. Terrible el panorama y peor aun, el hecho de que se pretenda imponer, dicha reforma, sin escuchar a los empresarios.

De acuerdo con sus autores (en el fondo los mismos de la fracasada reforma política, de la cuestionada reforma a la salud y de la inviable reforma pensional) buscan “dignificar más el trabajo en Colombia”. Suena muy bonito y me apunto a ello. Como empresario, generador de empleo, mi prioridad son las cientos de personas nos ayudan a sacar adelante los proyectos. Si ellas están bien, las empresas irán bien.

Pero ¿qué pasa si una reforma va en contravía del empresario? ¿En dónde quedan los empleados? Ya lo dijo el Banco de la República: desempleados.

Gustavo Petro y sus ministros deben entender de una vez por todas que es fundamental reconocer que cualquier reforma debe ser el resultado de un diálogo y una concertación entre las partes involucradas. Es obligatorio escuchar a los empresarios, sus preocupaciones, necesidades y contrapropuestas, lo que no sucedió con la tributaria que hoy tiene a muchos sectores ahogados. Un gobierno que se llena la boca hablando de que va a convertir a Colombia en potencia mundial de la vida debe aprender a escuchar, lo cual es la única forma de que lo implementado sea efectivo y equilibrado.

Los empresarios hoy están preocupados. El director de la Andi, Bruce Mac Master, al conocer el texto de la ponencia indicó: “queda confirmado que la misma se ha olvidado de la generación de empleo, de la informalidad, de las pymes y de los emprendedores. De acuerdo con todas las estimaciones la reforma destruirá cientos de miles de empleos”.

Y es que la reforma laboral de Petro implica un considerable repunte en los costos, entre un 3,2 % y un 10,7 % de la formalidad, la misma que es el soporte de la economía y que no aguanta más decisiones que la asfixien. No más por favor presidente Petro. No más.

Una reforma laboral bien diseñada y consensuada puede ser una oportunidad para modernizar las leyes laborales, fomentar la productividad y mejorar la competitividad del país. Esto permitirá atraer inversiones, estimular la creación de empleo de calidad y fortalecer el tejido empresarial. Este es el camino, es la vía que necesitamos tomar, la correcta y ojalá sea la misma que quiere el gobierno, aunque al parecer, y por las decisiones que se vienen tomando, por un lado está el bienestar del país y por otro los intereses de Petro.