Se agota el tiempo para que el nuevo gobierno dé mensajes de sensatez y tranquilidad a los mercados, a los inversionistas y a los empresarios. De lo contrario, el costo de la incertidumbre será irreversible. Las altas tasas de interés del Banco de la República para enfrentar la inflación, la situación económica mundial y los mensajes y decisiones del gobierno Petro, desacelerarán la economía. Pronto sentiremos sus efectos y la parálisis en las inversiones será mortal.
La reforma tributaria se suma a un sinnúmero de mensajes equívocos al mercado por parte del Presidente recientemente posesionado. La impuntualidad y sus ausencias injustificadas, la conformación tardía del gabinete y los nombramientos fallidos, los mensajes erráticos y contradictorios de los ministros, su ánimo de desincentivar la industria de hidrocarburos y minería, la negociación con narcotraficantes y la intención de legalizar la cocaína, profundizan la desconfianza inversionista.
Esta desconfianza se traduce en la pérdida de millones de empleos, el aumento de la informalidad y el golpe a la clase media y a los hogares de bajos ingresos. Asimismo, en la audiencia pública sobre la reforma tributaria en el Congreso donde participaron más de 20 gremios, se hizo evidente que Colombia perderá competitividad y tendrá la tarifa efectiva de tributación combinada socio-sociedad más alta de la Ocde. Esto llevará a que compañías extranjeras y nacionales mantengan su mercado en Colombia, pero que hagan inversiones y creen empleo en otros países.
Ante la expectativa de los efectos de esta reforma tributaria y los anuncios sobre el cambio del régimen laboral, así como la expectativa del aumento del salario mínimo, los empresarios están en la búsqueda de nuevos destinos. De la misma manera, lo hacen las personas naturales, pues hoy con propuestas como el impuesto al patrimonio y el incremento del impuesto a los dividendos desde 10% hasta 39% según sea el caso, se estaría impulsando una fuga de capitales y el cambio de residencia fiscal.
Frente al impuesto al patrimonio, es inentendible que se pretendan valorar las acciones con su valor intrínseco, pues esto contabiliza las utilidades retenidas y los activos por los que ya se han pagado impuestos. Sobre el cambio de tarifa al impuesto de dividendos del 10% hasta 39%, generaría un incentivo para adelantar la repartición de dividendos y de utilidades retenidas, aminorando así la operación futura de las empresas.
Lo anterior, ha llevado entonces a que miles de colombianos busquen alternativas fuera del país. Se estima que en los últimos dos meses han salido US$2.000 millones de personas naturales, y este valor seguirá subiendo. A su vez, se disparó la apertura de cuentas bancarias en Panamá, Miami y otras ciudades. Esto refleja el temor a la incertidumbre por parte de los ciudadanos.
Petro está jugando con candela. A punto de cumplir el primer mes de gobierno, aún no se reciben señales de tranquilidad y certeza a los inversionistas, empresarios, industriales, y comerciantes. Todo lo contrario. El gobierno insiste en dar señales que atentan contra la estabilidad y seguridad jurídica. Muy pronto, si siguen por este camino, se va a apagar la economía y los colombianos muy rápidamente sentiremos las consecuencias. Por cierto, ¿para qué es la plata que pretenden recaudar?