No voté por Galán y competí contra él hace cuatro años. Sin embargo, a pesar de las diferencias está primero Bogotá y sus ciudadanos.
Carlos Fernando es hoy el alcalde electo y ganó al posicionarse como el contradictor del presidente Petro. Es decir, lo eligieron los antipetristas, muchos de ellos seguidores del Centro Democrático.
Es evidente que Bogotá tendrá la responsabilidad de contrarrestar la crisis económica que el gobierno nacional desató y que se profundizará el próximo año, pues representa 24,4% del Producto Interno Bruto del país y tiene más de 8 millones de habitantes.
Es necesario y apenas coherente esperar que le vaya bien al nuevo alcalde para contrarrestar políticamente a Petro y reactivar la economía bogotana.
Así las cosas, el Centro Democrático acordó con el nuevo alcalde trabajar sobre una serie de coincidencias para mejorar la seguridad en la ciudad,combatir la droga en el espacio público, promover la vivienda como motor de reactivación económica e impulsar el programa de Hambre Cero.
No se trata de darle un cheque en blanco a Galán.
Por el contrario, es la oportunidad para impulsar los programas que el Centro Democrático representa y defender a los bogotanos frente a la amenaza de Petro. Por ejemplo, la defensa de la primera línea del metro, la salud de los colombianos y el apoyo a la fuerza pública para recuperar la seguridad de la ciudad.
Serán los concejales los que decidan si la bancada actuará como gobierno o en independencia, pero en cualquiera de los dos casos se actuará con la convicción de apoyar lo que les sirva a los bogotanos y oponerse a lo que los perjudique.
A su vez, tenemos la responsabilidad de sacar a la ciudad del caos en el que está por cuenta de la politiquería de Claudia López:
Primero, el derroche y la corrupción. En cuatro años Claudia gastó más $42.000 millones para manejar sus redes sociales y comunicaciones personales. Un gasto inhumano.
Por nuestra parte promovemos la austeridad y transparencia, y con seguimiento detallado a la contratación pública, no dejaremos que la nueva alcaldía malgaste un solo peso.
Segundo, el clientelismo. Según las cifras oficiales de la Alcaldía, Claudia López recibió 31.721 contratos de prestación de servicios y hoy deja más de 70.564; tres veces más que Samuel Moreno. Trabajaremos para reducir el costo de la burocracia a su máxima expresión. Necesitamos un estado burocrático pequeño para poder invertir en lo social.
Tercero, la inseguridad. Claudia aseguró que iba a ser la jefe de la Policía y que con su alcaldía temblarían los delincuentes. Tristemente, fue, al contrario. Apoyó a la primera línea, fue laxa con la criminalidad, se lavó las manos frente a sus fracasos y criminalizó a la fuerza pública.
Desde nuestro partido trabajaremos para apoyar a la fuerza pública y a los veteranos; promoveremos frentes de seguridad en todos los barrios; combatiremos la droga en el espacio público y haremos valer, a toda costa, el derecho a la seguridad.
Finalmente, nuestra actitud en Bogotá es coherente con nuestra oposición a Gustavo Petro. Habiendo sido el único partido que arrancó sin dudas frente al gobierno nacional, hemos representado la defensa de todos los antipetristas y hemos liderado la oposición a las reformas antisociales a la salud, pensiones y laboral.
Seguiremos enfrentando la amenaza a la democracia que representa el socialismo de Petro.