500 años de Santa Marta: el poder de las ciudades centenarias para impulsar el turismo
sábado, 26 de julio de 2025
Natalia Bayona
Santa Marta cumple cinco siglos de vida. Fundada en 1525, la ciudad más antigua de Colombia celebra estos días 500 años de su establecimiento como puente entre Europa y América. Este aniversario es un motivo de orgullo para Santa Marta y la región, pero también una oportunidad única para reivindicar su identidad como ciudad centenaria y el enorme potencial que estas tienen para el desarrollo turístico.
Las ciudades centenarias suponen un diálogo entre la tradición y la modernidad, y eso tiene un alto valor para sus habitantes, pero también genera un gran atractivo para los viajeros. En Colombia hay varios ejemplos ciudades que disfrutan de la condición de históricas: la bella Cartagena, Mompox, Popayán, Bogotá o la propia Santa Marta. Y todas han comprendido la necesidad de reivindicar su patrimonio.
Pero si hay un lugar en el que han sabido hacer de su legado histórico su principal activo turístico ese es Europa. Ciudades como Roma, Florencia o las españolas Toledo y Sevilla son un ejemplo claro de ello. Y es precisamente esta última, Sevilla, la que mantiene el vínculo transoceánico más fuerte con Santa Marta. Esto no es casual. Rodrigo de Bastidas, fundador de la ciudad colombiana provenía de la ciudad española. Él construyó en el siglo XVI unos lazos que, desde entonces, conectan Europa con América Latina.
Lo hacen, en primer lugar, con un hermanamiento que se ratificó el pasado mes de enero entre ambas ciudades. Pero también desde el punto de vista arquitectónico. Buen ejemplo de ello son lugares icónicos de Santa Marta, como el claustro de San Juan Nepomuceno, la Casa de la Aduana o la Catedral Basílica, la primera construida en América del Sur, todos ellos son representativos de la arquitectura colonial. La importancia de estos lugares no solo radica en una cuestión estética, sino que se erigen como una oportunidad económica real para el turismo cultural.
En este sentido, la experiencia sevillana en conservación patrimonial es una referencia valiosa para Santa Marta. Sevilla, con sus monumentos como la Giralda o el Archivo de Indias, recibe 3,9 millones de visitantes al año; Santa Marta, por su parte, con 1,1 millones, tiene un camino claro para crecer fortaleciendo su patrimonio.
El legado de Santa Marta, un puente entre dos mundos
Santa Marta combina ese legado colonial con su biodiversidad y herencia indígena, gracias a los pueblos Tayrona. Esa mezcla la convierte en un polo de atracción de viajeros que busquen experiencias auténticas. A esto se suma que la gastronomía se ha convertido en un factor decisivo, ya que Colombia fue reconocida por National Geographic como uno de los cinco mejores destinos gastronómicos del mundo en el pasado año y que en estos momentos, 40% del turismo internacional tiene un componente cultural.
Queda patente que este tipo de turismo es hoy un motor económico clave. Desde el etnoturismo hasta lo gastronómico, pasando por rutas urbanas e históricas, la cultura está en la base del desarrollo turístico urbano en muchos lugares del mundo. Y en ese sentido, las ciudades centenarias tienen mucho que ofrecer.
En Colombia el crecimiento del turismo es claro y eso se refleja a nivel global, pero también local. En 2024 se registró un aumento de 13% en turistas internacionales en el país, y Santa Marta rompió su récord recibiendo más de 60.000 visitantes extranjeros.
Santa Marta tiene gran potencial turístico: la combinación de cultura ancestral, naturaleza y patrimonio histórico pueden convertirse en motores de desarrollo turístico sostenible, atrayendo inversión, generando empleo y aumenta los ingresos y las visitas. Para aprovechar este impulso, es fundamental abrir nuevas rutas turísticas que integren historia, cultura y biodiversidad.
Cuentan con aliados en el camino. El hermanamiento con Sevilla y el apoyo de organismos como el banco de desarrollo de América Latina, CAF, pueden permitir desarrollar proyectos conjuntos en restauración patrimonial, capacitación turística y promoción internacional.
Santa Marta tiene ahora en sus manos la oportunidad histórica de mostrarse al mundo cómo una ciudad honra su pasado para construir un futuro mejor. Porque las ciudades centenarias no son solo testigos del tiempo, son territorios vivos que tienen el poder de transformar vidas a través del turismo. Que estos 500 años sean el inicio de una nueva etapa donde el turismo cultural sea motor de desarrollo real, sostenible e inclusivo.