Reafirmando el potencial de inversión turística en las Américas
martes, 23 de septiembre de 2025
Natalia Bayona
Esta semana tuve la fortuna de viajar del sur al sur: salir del foro de inversión en el marco del G20 en Sudáfrica al foro de promoción de inversiones en Sao Paulo, Brasil.
Esta vez, decidí ser turista y ver lo que a veces con la exigencia que tienen los viajes, no alcanzas a ver: comprar moda local, descubrir que la sandía puede ser amarilla y buscar conectar con amigas de antaño con valores comunes en querer trabajar con propósito para visibilizar lo mejor de América Latina en el mundo.
América Latina está en un momento único en inversión en turismo. Los números lo confirman: solo en 2024 la región recibió 112,3 millones de turistas internacionales, generando US$112.200 millones en ingresos. Ese flujo de visitantes, sumado a políticas públicas que facilitan la llegada de capital, potencia que se posicione como destino prioritario para inversores que buscan retorno, pero también impacto.
Las cifras dejan claro que el crecimiento en la región sigue firme. Lo hemos visto estos días en el foro Brasil 360, en São Paulo. En un contexto global en el que la Inversión Extranjera Directa, IED, alcanzó US$1,5 billones en 2024, en la región se anunciaron 7.529 proyectos Greenfield. Esto supone con una inversión estimada de US$665.300 millones. Además, América Latina duplicó su IED en la última década (+98%) con el valor medio por proyecto creció más de 90%.
Crecimiento en las llegadas
Estas cifras al alza también se trasladan al turismo. A nivel global se anunciaron 2.330 proyectos turísticos por valor de US$125.900 millones, con expectativa de crear 303.000 empleos. De esos proyectos, 233 se ubican en América Latina y el Caribe, con un valor de US$21.830 millones y la estimación de crear 78.816 empleos.
Son cifras que de madurez. Y en este contexto, los destinos están mostrando además su dinamismo. Las llegadas regionales en 2024 crecieron 9% respecto a 2023, y aunque en el primer semestre de 2025 las Américas mostraron una variación moderada (+3% interanual), el flujo de visitantes sigue siendo sólido. Esto genera oportunidades concretas en subsectores como la hotelería, la generación de experiencias y el ecoturismo, lo que es especialmente significativo en destinos emergentes.
Las oportunidades para el sector en Brasil
En este primer trimestre de 2025, Paraguay ha liderado ese crecimiento en las llegadas, con una subida del 53%, con Brasil, anfitrión de nuestro encuentro para hablar de inversiones, registrando, junto a Chile, un 48% más que en el mismo periodo del año anterior.
Brasil se ha convertido así en el país más visitado de Sudamérica -el tercero de toda la región-, con un crecimiento de un 14,6% interanual en las llegadas. Es también el segundo mayor receptor de ingresos por turismo de Sudamérica. Solo en 2024, recibió US$7.300 millones, una contribución directa del turismo al PIB de 8% y seis millones de trabajadores generados en 2023.
En lo que respecta a la inversión extranjera, en la última década, el sector turístico del país atrajo 53 proyectos por valor de US$1.506 millones. De esos, 42% del capital está concentrado en hotelería, con más de 5.400 habitaciones en construcción y 26% de ellas como parte de segmentos lujo y superior.
Todos estos datos vienen acompañados de un entorno público favorable que busca facilitar la inversión. Lo hace mediante el Plan Nacional de Turismo 2024-2027, con programas de I+D, o Fungetur o Tax Free Brasil. Y también con el Programa de Aceleración del Turismo Internacional, que buscar reforzar la competitividad y la sostenibilidad.
Esto se complementa con programas de capacitación como Qualifica Turismo y Brasil Braços Abertos, que tienen como objetivo aumentar los recursos del capital humano. También con incentivos fiscales (reducción del impuesto sobre la renta para proyectos nuevos, exoneración de IVA) y no fiscales, como los permisos exprés, el financiamiento blando, y con instrumentos innovadores como son la cesión gratuita de terrenos para proyectos de turismo comunitario e indígena, o la creación de Zonas Económicas Especiales.
El camino se compone diferentes vertientes: una demanda en aumento, una proyección robusta, políticas públicas proactivas y herramientas para incentivar. Todo ello en un momento que parece propicio para desplegar capital responsable en turismo en América Latina y el Caribe.
Más allá del rendimiento, queda claro que invertir en turismo en la región genera empleo. Pero, además, el sector ofrece un vehículo real para el desarrollo regional y la conservación ambiental. Sin duda una gran oportunidad para lograr inversiones de impacto.