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Vivir la Semana de la Moda en Madrid: el estilo que impulsa el turismo

Natalia Bayona

El turismo no son solo vacaciones. Dentro de él existen muchos subsectores que abordan enfoques que van más allá del ocio. Entre ellos está el turismo de eventos, que en los últimos tiempos se ha convertido en un motor silencioso pero imparable, capaz de crear empleo, atraer inversión y, a la vez, fortalecer la marca ciudad del lugar que los recibe.

En términos económicos, los datos lo dejan claro. Según la Asociación Internacional de Congresos y Convenciones, Icca, en 2024 se celebraron cerca de 11.000 eventos a nivel global, generando unos ingresos por valor de US$11.637 millones.

En mi última semana he vivido la experiencia de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid y he podido comprobar la fuerza del sector, porque España, con 536 eventos organizados el pasado año, está entre los primeros puestos a nivel mundial, solo precedida por Estados Unidos (709) e Italia (635). Y Madrid, con 105 eventos organizados el pasado año, se sitúa como la cuarta ciudad del mundo por retorno económico con US$288 millones.

Estos días, además, he podido constatar que el turismo y la moda no solo comparten valores como grandes empleadores de mujeres y jóvenes, también coinciden al encontrarse en un momento en el que cobra protagonismo volver a las raíces, poner en valor la artesanía, apostar por el nuevo lujo y diseñar experiencias con propósito.

Una semana llena de creatividad y reafirmación de lo local

En esta edición de la pasarela madrileña se ha impuesto la innovación, algo que también es clave para los destinos turísticos inteligentes. Así, he visto tendencias clave. La primera: la creatividad ha trascendido a los pabellones y se ha trasladado a la calle, permitiendo que la gente pudiera vivir la moda en distintos rincones de Madrid.

La celebración de eventos, bien integrados, tiene la capacidad de potenciar la economía y la marca ciudad. Y en este sentido, la puesta en escena de Carolina Herrera en la Plaza Mayor de la capital española fue un guiño directo a Madrid. Fue un acontecimiento urbano que sirvió a la vez como reclamo, mostrando el atractivo turístico y potenciando la imagen que se proyecta de la ciudad.

Es un hecho que el sector de la moda y el turismo están girando hacia otro concepto. Los eventos tienen que generar valor y eso se logra incluyendo también en ellos espacios como los Business Talks, que Ifema ha realizado de manera pionera este año, y de los que formé parte en esta primera edición. Estos encuentros reúnen a expertos y líderes no solo de la moda, también de otros sectores estratégicos, para abordar temas cruciales como la innovación, la creatividad o la relación con otros mercados, lo que se traduce en la generación de conocimiento estratégico, pero también de oportunidades.

Dos sectores con caminos paralelos

Pero además de la innovación y la transversalidad, moda y turismo comparten hoy otro objetivo: reducir la velocidad. El ‘turismo lento’ y la ‘moda lenta’ son ya, más que una tendencia, una realidad. La sostenibilidad, dedicar tiempo a crear y disfrutar de experiencias auténticas y responsables, así como conectar con el origen, se están imponiendo en ambos sectores.

Y ahí entran en juego las artesanías, que están ganando terreno gracias a creadores que reivindican el origen y apuestan por la calidad, elaborando piezas y experiencias únicas, convirtiendo lo artesanal en el nuevo lujo. No se trata únicamente de vender; también de mostrar qué hay detrás de cada propuesta, de cómo se integran el talento local, la creatividad y la autenticidad. Un enfoque que eleva los valores intrínsecos de ambos sectores y les da resiliencia.

El encuentro entre España y América Latina

Pero además de las tendencias, la semana de la moda ha mostrado un puente económico y cultural que debemos fortalecer: el que une España y América Latina. La presencia de diseñadores como la colombiana Silvia Tcherassi, que debutó en la pasarela madrileña, evidencia esos vínculos y los potencia.

España y Madrid son la puerta de entrada de los latinoamericanos en Europa. De los 8,7 millones de turistas internacionales que llegaron a Madrid en 2024, 2,6 millones provenían de América Latina. Ese intercambio cultural tiene un potencial enorme, ya que favorece el conocimiento mutuo y abre oportunidades para desarrollar moda, artesanías y diseño en ambos lados.

Pero, además, esto puede traducirse en inversión y emprendimiento. La creación de una plataforma que una Europa y América, con el idioma español como vehículo, puede ser transformadora. Más si tenemos en cuenta que se calcula que para 2060, Estados Unidos se convertirá en el segundo país con más hispanohablantes del mundo.

Para capitalizar este momento, necesitamos ecosistemas sólidos y generar una red de apoyo al emprendimiento. Y en esto es clave la educación intercultural de negocios. Hay que trabajar en acelerar proyectos y crear espacios de mentores que puedan ofrecer un soft landing a los emprendedores y nuevas marcas que cruzan el Atlántico. Y esto es aplicable tanto en la industria textil como en el turismo.

La Madrid Fashion Week demuestra que moda y turismo se retroalimentan y generan valor sostenido. Consolidando la estrategia del turismo de eventos, fortaleciendo el contenido, y activando programas de mentoría se puede marcar la diferencia en la nueva era que estamos viviendo en ambos sectores. Porque invertir en eventos de calidad no solo moviliza miles de personas; construye marca ciudad, diversifica la economía y crea puentes que perduran.

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