Analistas

Un año más cuidando el agua para cuidar de ti

Natasha Avendaño

Aunque el hito histórico de la “fundación” de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá -Eaab- se conmemora el 2 de julio de 1888, día en que se instaló la primera tubería de hierro, el camino de la Empresa que hoy conocemos inició dos años antes, el 17 de abril de 1886, fecha en la que la municipalidad de Bogotá les entregó a los empresarios Ramón B. Jimeno y a Antonio Martínez de la Cuadra, por 70 años, todos los derechos sobre ríos, quebradas y vertientes de la ciudad, labor que, hasta esa fecha, tenía a su cargo la llamada “Junta del Ramo de Aguas”, entidad adscrita a la administración municipal.

Este negocio también entregaba a Jimeno y a Martínez los precarios acueductos existentes en ese momento, terrenos para construir tanques e infraestructura y, por supuesto, el derecho de cobrar mensualmente el “impuesto de agua”, el cual iba desde los 3 hasta los 10 pesos, dependiendo del diámetro del tubo que suministraba el recurso a cada propiedad.

Eso sí, los empresarios tenían el compromiso de poner en funcionamiento el servicio un año después de la firma del contrato; seguir suministrando de manera gratuita y en cantidad suficiente el agua para las fuentes públicas de la ciudad, para todos los edificios públicos y para los establecimientos de beneficencia; y venderle la Compañía del Acueducto de Bogotá al municipio 10 años después de la firma del contrato por un valor de $800.000, diez años después por $700.000, y cada década adicional por $100.000 menos hasta la terminación del contrato, es decir, 7 décadas después deberían entregarla sin contraprestación alguna.

De entrada, los empresarios incumplieron el contrato, ya que solo pusieron la primera piedra del acueducto el 20 de julio de 1887 y, un año después, empezaron a instalar las tuberías; sin embargo, cuando el agua empezó a correr por estos tubos, también comenzaron a fluir las quejas porque el servicio no era permanente, el agua no era potable, no tenía la presión suficiente y las pilas públicas no siempre contaban con suministro.

Para que el Concejo Municipal iniciara la cancelación del contrato a los empresarios Jimeno y Martínez tuvieron que pasar más de 20 años y centenares de muertos (solo en enero de 1912, cuando Bogotá contaba con 120.000 habitantes, murieron 120 personas por fiebre tifoidea causada por mala calidad del agua). Y así fue como, luego de intensas discusiones y negociaciones, la municipalidad logró comprar la Compañía por $300.000, iniciando entonces la historia de propiedad pública de la hoy Eaab-Esp.

Aunque la historia es mucho más larga y compleja de lo que en este muy breve resumen puedo exponer, lo cierto es que, desde que la Empresa volvió a ser pública, comenzó el camino de la excelencia técnica en el que, invirtiendo en infraestructura, ha logrado llevar los servicios de acueducto y alcantarillado a toda la ciudad; innovando en diferentes procesos fisicoquímicos y microbiológicos, ha purificado el agua hasta convertirla en una de las mejores del mundo y que, con más de 3.000 colaboradores y colaboradoras, seguirá velando por brindar el mejor servicio de agua potable y saneamiento básico a cada habitante de Bogotá y la región.

La Eaab ha sido y será la joya de la corona de Bogotá, pues su historia está íntimamente ligada al desarrollo y al progreso de nuestra Capital, lo que la convierte en un motivo de orgullo para sus habitantes.

La calidad, cobertura, innovación, responsabilidad social y trabajo comprometido con el bienestar de cada uno de sus usuarios, garantiza que esta gran Empresa siga siendo de los capitalinos. Feliz cumpleaños, Acueducto de Bogotá.

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Empresa de Acueducto de Bogotá - Agua