Multiculturalidad, globalización e innovación
Cuando pensamos en productos, servicios y tecnologías, estamos seguros de que prácticamente nada es igual a como era o se hacía anteriormente. Y es que la velocidad con la que se mueve un mundo cada vez más globalizado nos hace entender que debemos adaptarnos ya que, si no innovamos, no existimos.
No podemos pensar que aquella “fórmula mágica” que nos dio éxito años atrás es reciclable de forma natural una y otra vez. Lo mismo ocurre puertas adentro en cualquier compañía, debido a que nuestros empleados, nuestro clima organizacional y nuestra cultura como empresa cambian necesariamente en función de cómo evolucionan nuestra realidad y nuestro entorno.
Si todo continúa funcionando como lo hacía anteriormente… ¿realmente podemos pensar que nuestra compañía está desarrollando todo su potencial? Un mundo global e interconectado demanda al mismo tiempo empresas multiculturales, globalizadas, con diversidad generacional y de pensamiento, y con profesionales de distintas áreas. Porque es en esa conjunción de factores diferenciales en donde encontraremos la esencia de nuestra empresa. Nos apoyamos en las características de otros y sumamos nuestras diferencias para fijar metas comunes. La cultura de empresa es una de las claves para una compañía que quiera estar al nivel de los desafíos de nuestro tiempo.
Cada día necesitamos más que nuestros equipos mantengan un alto grado de curiosidad, que busquen estar informados y que quieran aprender no solo de forma tradicional, sino también a través de Internet y las nuevas tecnologías. Es esta motivación la que logrará en gran medida hacer crecer la empresa: diluirá las diferencias generacionales y creará sentido de pertenencia y una mayor disposición de acción.
Otro punto esencial para las organizaciones es la innovación y la tecnología. Dos conceptos que van de la mano y que impulsan su desarrollo. Cuanto mejor manejemos la tecnología, mayores serán las oportunidades de innovación que intuiremos para nuestra empresa y que nos diferenciarán de nuestra competencia; entendiendo que en el hoy y el ahora no solo competimos con empresas locales, también entran en juego compañías que compiten en diversos sectores, países y niveles.
La globalización por la que apuestan muchas empresas es en sí misma un reto y una oportunidad. Es en este punto cuando una compañía comprende que una fórmula que funciona para un mercado en concreto, no tiene por qué resultar en el resto. Internacionalizarnos nos hace ser mejores en todos los sentidos y áreas de la empresa. Tanto los departamentos de cara al cliente como los departamentos de estructura pasan necesariamente por un proceso de revisión y adaptación a nuevos mercados. Aprendemos a reformar o crear nuevas metodologías que nos ayuden a ser más globales y que nos permitan posicionarnos fuera de nuestras fronteras. Parte de este proceso pasa por la implementación y optimización de herramientas y procesos clave. Un buen comienzo, de hecho, es hacer una revisión concienzuda de nuestra organización: visión, liderazgo, cultura y procesos internos, talento, formación y tecnología...
Y es que para alcanzar estos tres grandes objetivos -multiculturalidad, innovación y globalización- se requiere que las empresas nos armemos de valor, apostemos por dar un paso al frente junto a nuestros equipos y afrontemos las barreras que nos distancian de lo que somos a lo que aspiramos ser interna y externamente. Franquear el statu quo y empoderarnos para explorar y explotar todas nuestras potencialidades.