Analistas 01/02/2021

Potenciar la RSC para ganar competitividad

Núria Vilanova
Presidente de ATREVIA

El Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (Ceapi) y EAE Business School han querido comprobar, a través de un estudio en el que han participado 102 grandes compañías de 14 países de la Comunidad Iberoamericana, hasta qué punto las empresas son conscientes de que, tras la pandemia, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) debe ser parte de su hoja de ruta. Porque la sociedad ya no admite un modelo de crecimiento que no esté alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Y diez conclusiones del estudio confirman que nuestras empresas van por buen camino.

1. La RSC ha dejado de ser un concepto altruista para convertirse en estrategia vinculada con la idea de crear valor compartido y directamente relacionada con la forma en la que una empresa genera ingresos, reduciendo los impactos negativos de su actividad y potenciando los positivos.

2. Sostenibilidad y RSC ganan peso en el organigrama a medida que crece la facturación: 8 de cada de 10 compañías que facturan más de 1.000 millones de dólares tienen departamento propio. Y tras la pandemia, 79% lo considera ventaja competitiva frente a las que no lo tienen.

3. El 97% confía en la consolidación de la RSC como forma natural de hacer negocios y dos de cada tres alinean a través de la RSC los retos de la compañía con las expectativas de sus grupos de interés.

4. El 98% ve necesario que la RSC actúe transversalmente en toda la organización: empleados, medio ambiente, clientes, sociedad y cadena de suministro y proveedores.

5. La RSC fomenta alianzas: una gran mayoría de empresas (95%) está dispuesta a colaborar con la competencia en favor del bien común y del medio ambiente.

6. Todos los ODS ganan importancia en la era postcovid. Pero se reconoce que los más relevantes para el futuro (salud y bienestar, erradicación de la pobreza y reducción de las desigualdades) son más difíciles de alcanzar.

7. También se juzgan muy relevantes los objetivos de trabajo digno y crecimiento económico (68%); educación de calidad (57%) e igualdad de género (45%). Pero tomemos nota: no se puede proteger lo que no existe. La economía informal no es viable para combatir la desigualdad: las mujeres que trabajan en ella son las que más han sufrido la crisis.

8. El 78% de las empresas considera que el principal objetivo de la RSC es anticipar desafíos de futuro, incluso adelantándose a los marcos regulatorios.

9. Para siete de cada 10 compañías, el cumplimiento de los ODS también es responsabilidad suya y no solo de los Estados.

10. Y es que ocho de cada 10 empresas comparten la convicción de que las organizaciones asumirán un papel más activo en la lucha contra los problemas sociales tras la pandemia.

Ya sabemos cómo piensan y actúan las empresas iberoamericanas. Además, en el Congreso de CEAPI, que celebraremos en mayo bajo el lema Las mejores empresas para el Planeta: transformación social competitiva, conoceremos ejemplos reales e inspiradores de organizaciones que han convertido la RSC en una estrategia de negocio que, además, acelere el cumplimiento de los ODS en el tejido productivo, como el caso de Bancolombia, al que nos referimos hace poco.

Ahora solo falta que los Gobiernos cuenten con las empresas. Porque no solo son el capital económico de un país: también son parte de su capital social y la palanca de cambio para impulsar el crecimiento económico, además de cooperadoras necesarias para que tengan éxito las políticas contra la desigualdad y las estrategias para preservar el medio ambiente.

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