En Colombia, aproximadamente dos mujeres son asesinadas cada día, de manera cobarde y agresiva, por el hecho de ser mujeres; en hechos, donde su compañero o excompañero sentimental son los principales responsables, con prácticas reiterativas de amenazas, intimidación, violencia física, sexual y psicológica, que termina en la muerte.

En medio de toda esta violencia que cada vez es mayor, algunas mujeres toman fuerza, hacen conciencia y deciden buscar ayuda y denunciar a través de diferentes medios, en las líneas de atención (123-155), en comisarías de familia, en casas de justicia, en la fiscalía, etc. Para luego recibir medidas de protección, bien sea en una casa de refugio, para prohibirle al agresor acercarse o comunicarse, desalojándolo de su vivienda, entre otras medidas para evitar una tragedia. Sin embargo, hay otra cruda realidad y es la de víctimas de violencia que a pesar de realizar la denuncia y tener medidas de protección, no logran sobrevivir a la ira de su agresor; y otras, que temen denunciar por no sentir garantizada su protección y/o porque no confían en la institucionalidad.

Según el Observatorio de Feminicidios, entre enero y marzo de 2021 se registraron 158 feminicidios, mientras que, para el mismo periodo de 2022, fueron 160; y, confrontando el consolidado anual, para 2021 se informaron 622 feminicidios y en 2022, 623 crímenes de este tipo según la organización Feminicidios Colombia. Aunque leve, es un incremento que no queremos ver, son vidas de madres, hermanas, hijas, a las que se les arrebató la vida y preocupa que en lo que va de 2023, son 177 asesinatos de mujeres con características de feminicidio, cuyo último hecho se registró el Día de la Madre, el de Erika Aponte.

La situación que estamos enfrentando es alarmante y desde el Congreso en conjunto con organizaciones de mujeres y víctimas hemos decidido declarar emergencia nacional por violencia de género. Dicha petición ha sido incluida en el Plan Nacional de Desarrollo, aprobado el 5 de mayo en su artículo 342, que reconoce que se requieren acciones urgentes e inmediatas para “superar las situaciones exacerbadas de violencias contra las mujeres producto de prejuicios, estereotipos de género y relaciones estructurales desiguales de poder”.

El artículo que contiene nueve acciones estratégicas: creación de cuerpos élite en Fuerzas Militares y Policía con formación en Violencias Basadas en Género; capacitación con enfoque de género a funcionarios de la rama judicial y entidades que tengan a su cargo la atención a mujeres víctimas de violencias; priorización de presupuestos para prevenir, atender, investigar y sancionar violencias contra las mujeres; además de fortalecer los programas de asistencia técnico legal y de salud mental. Así mismo, acciones para diseñar y activar efectivamente las rutas y protocolos de atención, la instalación de una mesa intersectorial liderada por la Consejería Presidencial para la Equidad de las Mujeres, una campaña nacional de pedagogía para crear conciencia social.

De esta forma, el S.O.S. por la violencia contra las mujeres es real y debemos llevar a cabo todas las actuaciones para implementar la normatividad vigente y tomar medidas contundentes que nos permitan a todas las niñas, adolescentes y mujeres vivir una vida libre de violencias.