Este año arrancó con buenas noticias para el sector de hidrocarburos. Por un lado, Canacol Energy anunció hace pocos días el hallazgo de gas natural en el pozo Nelson-13 en la cuenca del Valle Inferior del Magdalena; la Agencia Nacional de Hidrocarburos reportó el descubrimiento de un nuevo yacimiento petrolero en el bloque CPO-05, en Cabuyaro, Meta; y Ecopetrol y Parex confirmaron un hallazgo en el bloque Capachos, Arauca.
Y aunque esto indica que la industria está retomando algo de la dinámica perdida, aún nos falta mayor actividad para garantizar la sostenibilidad energética en los próximos años. Si bien la producción nacional de petróleo y gas se ha incrementado en los últimos meses y la perforación de pozos de exploración (66) y desarrollo (723) a corte de 2018 muestran franca mejoría con respecto a años anteriores, la actividad sísmica costa adentro sigue estando muy por debajo del promedio histórico y la actividad en general dista mucho de los niveles conseguidos al inicio de la década. La prioridad entonces debe ser la incorporación sustancial de reservas que nos permita patear el balón de la autosuficiencia por muchos años y dejar la discusión corta de miras de si el cruce de oferta y demanda se da con uno o dos años de diferencia.
Este año que inicia también será fundamental definir una hoja de ruta (con la nueva minuta del contrato E&P definida) para el desarrollo de los proyectos en el mar que podrían cubrir nuestras necesidades en el largo plazo. También esperamos ver avances en los yacimientos no convencionales donde, según la Administración de Información de Energía de Estados Unidos, Colombia tendría un potencial de 54,7 teras de pies cúbicos de gas.
Actualmente, la comisión de expertos evalúa aspectos técnicos, ambientales, sociales y económicos de la fase exploratoria de hidrocarburos en estos yacimientos. Esperamos que pronto se divulguen sus conclusiones y que estas promuevan la realización responsable de una actividad que debe enmarcarse dentro de la estricta regulación existente.
En cuanto al transporte de gas natural, en los próximos meses se consolidarán las alternativas de infraestructura del corto y mediano plazo. Las inversiones, que serán cercanas a los US$1.300 millones, estarán dirigidas a la construcción del gasoducto Jobo - Cartagena - Barranquilla, cuatro proyectos de expansión para garantizar el suministro de gas al centro del país desde Casanare y otros proyectos priorizados por la Unidad de Planeación Minero Energética, donde se destaca la planta de regasificación del Pacífico.
Si logramos encontrar más gas natural y continuamos aumentando nuestra competitividad con la nueva infraestructura, podremos seguir beneficiando a todos los colombianos. En 2018 aumentamos a 9,5 millones la cobertura en hogares, comercios e industrias, y estimamos que para finales de 2019 tendremos conectados cerca de 360.000 nuevos usuarios.
También seguiremos promoviendo el uso del gas natural para lograr que las ciudades tengan un transporte sostenible. En transporte público de pasajeros, camiones, volquetas y recolectores de basura terminamos el año pasado con 800 vehículos dedicados y para este nuevo año veremos la incorporación de la nueva flota de Transmilenio (741) y se abre una gran ventana de oportunidad para ciudades como Cali y Barranquilla.
En total, esperamos para 2019 inversiones cercanas a US$500 millones en la exploración, producción y transporte de gas natural. Este sector, con el apoyo del Estado, seguirá fortaleciéndose y consolidando su aporte al país.