Analistas 15/01/2022

2022, ¡hay mucho por hacer!

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

Continuando con mis reflexiones en este nuevo año 2022, en torno a la educación superior y sus desafíos, quiero manifestar mi optimismo y esperanza a que los deseos de todos se cumplan y que a nuestro sector le traiga soluciones y enfoques dinámicos para hacer de éste un camino de desarrollo para las personas y para la sociedad en general, en particular para todas las mujeres estudiantes y graduadas de nuestras Instituciones de Educación Superior (IES).

El año pasado, y lamentando que aún en este nuevo año, la crisis causada por la pandemia -en sus diferentes niveles y fases -continúa interrumpiendo la educación en todo el mundo. Muchas han sido las maneras de responder a la crisis y sus consecuencias reabriendo los centros educativos y encontrando nuevas fórmulas o esquemas para que el aprendizaje y el conocimiento no dejen de generarse. Somos conscientes de que la pandemia no ha terminado, pero en este caso el sistema educativo debe continuar, y los paradigmas de la educación desde sus teorías y maneras de gestionarse encuentran las formas más adecuadas para mantener el aprendizaje. No obstante, quedan muchos desafíos para seguir soñando con un proyecto educativo que permita el desarrollo humano y social con mayor equidad y bienestar.

El desafío más agudo -diría- está en la respuesta que deben dar las IES a la pregunta de cuál es su papel para dar respuesta a los sueños de emprendimiento que muchos jóvenes del país tienen en sus mentes y corazones, y adentrarse así a un mundo que les exige tener las herramientas necesarias para alcanzar sus aspiraciones, sin obviar las posibles frustraciones. Las IES están invitadas a desarrollar sus propuestas académicas, a través de sus programas técnicos profesionales, tecnológicos y universitarios, a cultivar y desarrollar proyectos de vida emprendedores, especialmente el de las mujeres que están llamadas a ser líderes de sus espacios familiares y sociales, del mundo del trabajo, y de la economía en general, con el respaldo a sus negocios iniciados.

En este sentido, no basta con resaltar como un paradigma a seguir el hecho de que muchos de los empresarios más exitosos del mundo actualmente, particularmente aquellos en el espacio tecnológico (Steve Jobs, Apple; Mark Zuckerberg, Facebook; Bill Gates, Microsoft; Jack Dorsey, Twitter; y Daniel Ek, Spotify) abandonaran la universidad. Estos son grandes ejemplos que siguen siendo excepciones. Lejos de que abandonar la universidad sea un “rito de iniciación” para los empresarios tecnológicos exitosos, debería ser todo lo contrario, con IES que los apoyen y garanticen que comiencen sus negocios con el pie derecho para el éxito futuro.

Cualquiera que sea el curso que estudie, todos los graduados deben estar equipados con las herramientas para convertirse en empresarios porque esta es una opción de carrera -y de vida- viable, creíble y, en algunos casos, la mejor opción cuando se estima que 50% de los trabajos están al borde de la automatización. La economía está creciendo y los empleadores se quejan regularmente de que los graduados no tienen las habilidades adecuadas. Esta no es una labor puramente de un servicio de carreras universitarias -y luego de programas posgraduales-, aunque deben tener un papel destacado; debe ser el producto de un plan de estudios holístico de cursos y programas académicos integrado en cualquier curso de estudio, donde se fomente y recompense la colaboración entre profesores, y se fomente la capacidad de reinventarse, de aprender a aprender y a desaprender, y a formarse a lo largo de la vida.

El plan de estudios de carreras de hoy debe reformarse por completo para que ya no se centre tanto en la redacción de la hoja de vida y la técnica de entrevistas, sino en el pensamiento creativo, la resolución de problemas y las habilidades empresariales necesarias para iniciar un negocio y/o vender una idea. Las IES deberán ayudar dando un paso adelante y apoyando a los emprendedores,
independientemente de su género, y brindándoles las brújulas económicas, éticas y morales para guiarlos en sus esfuerzos empresariales.

Sea cual sea la respuesta, ¡hay mucho que hacer y no hay tiempo que perder!

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