Analistas 07/12/2024

Construir la paz desde la universidad

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

Colombia está viviendo momentos de complejidad política, gubernamental y de democracia real. La falta de liderazgo transparente y firme ha generando una polarización extrema dejando ver que existe una falta de fe en la construcción y experiencia de la democracia en el país. La causa raíz de esta polarización extrema han sido las décadas de guerra civil y la acción cleptocrática de las estructuras políticas y económicas que han corroído la confianza en las instituciones del Estado. Pareciera que la corrupción es la única manera de tener acceso a los recursos de la nación generando los mayores desajustes en el compromiso de los ciudadanos con la construcción de país y también en las instituciones que no cumplen sus propósitos sino que se deterioran cada vez más. Aquí comienza la violencia que por muchos años ha llevado a grandes desgracias y que ha generado tanto dolor a miles de familias que han tenido que salir huyendo de sus territorios y engrosar los cinturones de miseria de las grandes urbes exponiendo a sus hijos a mayores riesgos de delincuencia y muertes.

En este marco un tanto “apocalíptico”, sabemos que Colombia está compuesta por un grupo grande de personas bondadosas e instituciones que quieren lo mejor para el país y hacen grandes esfuerzos por encontrar la ruta de la paz. Una de estas instituciones es la misma Universidad que, siendo un escenario diverso en sus posibles ideas, puede fomentar el diálogo necesario para que este país “del postconflicto” avance hacia escenarios de paz y justicia social. Es muy importante y conveniente que las Instituciones de Educación Superior (IES) desarrollen propuestas donde se evidencien como actor relevante en la sociedad desde su desarrollo académico y también desde el impacto social transformador en cada territorio donde se encuentren. Algunas IES han diseñado programas académicos y de inserción en el territorio para fomentar la paz y el desarrollo de las comunidades y de la sociedad en general. Estos programas, más allá de las puertas de las IES, han transformado su pedagogía interna. A manera de ejemplo, Uniminuto ha tenido varias acciones en referencia a la construcción de la paz: el programa de Inmersiones Sociales donde los estudiantes se integran en los contextos comunitarios para construir con estos las soluciones que el conocimiento generado les permite desarrollar de la mano de sus profesores. También cuenta con el programa “Artesanos de Paz”, que ha procurado estructurar proyectos de desarrollo social sostenible inspirado en las enseñanzas y acciones del padre Rafael García Herreros y de la Obra de El Minuto de Dios. En su conjunto. Otro ejemplo es la Escuela de Paz y Desarrollo, que por mucho tiempo ha formado a jóvenes comprometidos con la construcción de la paz. De un modo particular, menciono las acciones directas en los programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet) que sustentan el compromiso del Minuto de Dios de trabajar en diálogo con grupos locales para comprender su visión del mundo y apoyarlos en el desarrollo de sus sueños. Todas estas experiencias y programas le ha permitido a las IES desarrollar una profunda e integral renovación de sus planes de estudios, la formulación de los resultados de aprendizaje y las líneas disciplinarias de investigación.

Los esfuerzos educativos-formativos de las IES están al servicio de los impactos sociales que hacen posible la estabilización de situaciones de alta tensión y violencias abiertas para reconstruir capas profundas de relaciones en la sociedad y contribuir a establecer la base de un país en paz. Para promover acciones que promuevan la cohesión social y el desarrollo territorial se requieren ciudadanos activos que no ignoren las diferencias (otro distinto) y que tengan siempre un diálogo informado para construir la reconciliación.

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