De la COP16 a la COP29: ¿qué nos toca hacer?
Los eventos climáticos siguen ocurriendo “frente a nuestras narices”. En las últimas semanas hemos sido testigos de graves inundaciones en Bogotá, en diversas zonas del Chocó y otras regiones, poniendo en peligro muchas vidas. A esto se suman acontecimientos en otras partes del mundo, como en la provincia española de Valencia. Esta realidad nos interpela: ¿qué nos quiere decir? Aún resuenan los ecos de la reciente Conferencia sobre Biodiversidad, celebrada en Cali, que nos recordó la importancia de cuidar nuestra “casa común”. Fueron cientos de personas y actividades que resaltaron la urgente necesidad de un cambio de paradigma en nuestra forma de vida, promoviendo la transición de una economía lineal a una economía circular. Esta semana, además, se celebró la Conferencia sobre el Cambio Climático en Bakú, Azerbaiyán (COP29). Entre las reflexiones que surgen, me viene una pregunta: ¿por qué dos cumbres con el mismo propósito de construir un mundo más sostenible? El desafío final no solo consiste en tener la voluntad política para desarrollar las iniciativas, sino también en disponer de la financiación suficiente para alcanzar los objetivos.
Lo que el mundo necesita urgentemente es un mayor talento humano educado y con competencias y habilidades ecológicas en todos los sectores y ramas laborales de la economía descarbonizada. En este contexto, el papel de las Instituciones de Educación Superior (IES) se vuelve más evidente y urgente. La educación es la primera fuerza de acción en la lucha contra el cambio climático, y cada economía depende del sistema educativo para generar el talento humano necesario para su crecimiento sostenible. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), las competencias y habilidades ecológicas son esenciales en una economía baja en carbono y se requerirán en todos los sectores y niveles de la fuerza laboral a medida que las actividades económicas emergentes creen nuevas ocupaciones o renueven las existentes. Es fundamental apoyar una teoría del cambio en las IES, proponiendo un enfoque de sistemas interdisciplinarios, invirtiendo en capital humano y desarrollando programas de adaptación rápida que lideren la lucha contra el cambio climático y la crisis de biodiversidad.
Las IES deben adoptar enfoques holísticos, multidisciplinarios y transformacionales que aborden contenidos de aprendizaje, metodologías pedagógicas y entornos educativos adaptados a este nuevo paradigma y estilo de vida, necesarios para lograr una sociedad en armonía. Un estudio publicado a principios de 2024 en la revista Sustainability Science subraya que la educación debe ayudar a desarrollar competencias cognitivas e interpersonales de alto nivel para alcanzar una economía y sociedad sostenible. La Unesco también destaca la importancia de esta transformación educativa en su Guía Curricular de Greening, publicada este año, y pide que los planes de estudio impartan el conocimiento, las habilidades, los valores y las actitudes necesarias para promover una sociedad sostenible y eficiente en el uso de recursos. Las IES tienen el gran reto de ser guías constantes para preparar eficazmente a los estudiantes en la solución de la crisis climática y de biodiversidad, promoviendo la creación de soluciones necesarias para construir un futuro sostenible.
En resumen, deben comprometerse con una formación centrada en el desarrollo de valores, capacidades y atributos, vinculados fuertemente con la justicia social y reconociendo la interconexión de las cuestiones ambientales, sociales y económicas.