¿Deshumanización de las humanidades?
Todos conocemos las diferentes crisis a las que se enfrenta la humanidad (guerras, hambrunas, pobreza, cambios climáticos) todas ellas, producto de nuestras mismas acciones. En este sentido, ¿cuáles son los desafíos que ello nos trae como humanidad y cuál es la importancia de unirnos para avanzar como sociedad para hacerle frente a esta realidad?. Algunos autores plantean que las ciencias humanas están en crisis, en un mundo afectado por las crisis civilizatorias y si el modelo está en crisis, también lo están sus ciencias y conocimientos. ¿Qué ha pasado? ¿Por qué el humanismo ha dejado de estar presente en la educación y como consecuencia en la vida diaria? ¿Cuándo ha comenzado ese proceso de abandono del humanismo y qué camino ha seguido? ¿Cuáles han sido sus consecuencias?
Entre los desafíos podríamos empezar por plantear la importancia de volver a conectar todo lo que hemos dividido. Hemos fraccionado el conocimiento, olvidamos las interconexiones e interdependencias, creamos dualidades, jerarquizamos y separamos. Como nos plantea Edgar Moran, estamos ante una oportunidad de ser conscientes de la existencia de la interconexión y la interdependencia como condiciones fundamentales para la existencia de las diferentes formas de vida.
Para asumir estos desafíos es fundamental que demos un paso más allá de lo teórico, tan importante en el ámbito académico para explicar y entender cada fenómeno, pero hoy se nos exige una actuación que tenga en cuenta las realidades y problemáticas sociales que nos afectan como humanidad, de tal manera que podamos avanzar hacia las transformaciones que hoy necesitamos como sociedad.
Por ello, debemos poner al ser humano como centro del desafío. Se supone que, si hablamos de las ciencias humanas y sociales, de entrada, hacemos referencia a un sujeto. No obstante, considero que hemos olvidado ese sujeto como un ser humano con diferencias, con particularidades, con una dignidad y como foco de nuestros propósitos. De igual manera, es importante concebir ese ser humano como parte de una sociedad, de un grupo y que es en la medida que los otros lo son. En este mismo sentido es necesario concebir el ser humano desde una visión integral contemplando cada una de sus dimensiones físicas, mentales, emocionales, relacionales y espirituales.
Otro desafío al que nos enfrentamos es a la forma como construimos el conocimiento. ¿Lo hacemos solo desde las ciencias exactas? ¿Desde la investigación de escritorio y desde una visión tecnocrática? O lo hacemos desde la conversación con saberes populares, que surgen desde la experiencia, desde lo colectivo y desde las comunidades?
Considero que hoy más que nunca estamos llamados a construir el conocimiento en la interacción con los otros, en red, en colaboración, desde la base, desde lo comunitario, desde lo que el otro piensa y siente a partir de su experiencia, que necesariamente está atravesada por la cotidianidad y la contemporaneidad. Retomando las reflexiones de Martha Nussbaum, frente a la crisis mundial en materia de educación, pienso que, desde las instituciones de educación superior tenemos una enorme responsabilidad de formar profesionales, no solo de las ciencias humanas y sociales, sino de todas ciencias, como ciudadanos con una mirada crítica, capaces de comprender el sufrimiento ajeno. Nussbaum subraya que la crisis que está sufriendo el mundo humanístico proviene de la pérdida de la capacidad de empatizar, de entender lo ajeno, lo que le sucede al otro.