Analistas 22/07/2023

El reto de un mayor compromiso

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

Atravesamos tiempos retadores alrededor de la educación superior. Varios son los diálogos que se han suscitado en torno al sentido, al por qué, a los principios, a lo que debería ser su dinámica estratégica y técnica como parte del camino hacia la construcción de un nuevo ser humano y su compromiso con el mundo que le circunda, y con el futuro que edifica.

Si no es así, seguiremos preguntándonos ¿Qué tienen que ver las Instituciones de Educación Superior (IES) con el emprendimiento, el desempleo, el impacto de la pobreza en la salud y la educación, la crisis del agua y los alimentos o la guerra y la delincuencia, el pacto social completamente roto y, con ello, la polarización en todos los sentidos y la desesperanza? Una propuesta de reforma de ley de la educación superior tiene que ser pensada en perspectiva de futuro, y con unos valores epistemológicos de compromiso por parte de las IES para hacer posible una sociedad más sostenible.

Educar para desarrollar compromiso en los estudiantes y graduados con su contexto personal, familiar y social tiene que ser parte del aprendizaje y de la enseñanza, así como de la investigación y la innovación. La apuesta de una reforma al marco de la ley tendrá que asociarse de modo dinámico con todas las partes interesadas incluidas las comunidades, el gobierno, el sector privado, las organizaciones no gubernamentales, así como las instituciones locales y globales de educación superior.

Se adopta así el principio de convergencia, mediante el cual las partes interesadas se unen para encontrar soluciones a los ingentes desafíos que enfrenta nuestro país. No es una preocupación sólo del gobierno de turno, tampoco de los estamentos académicos o, exclusivo, de las instituciones que la gestionan, sino un trabajo de todos, para desarrollar respuestas a los problemas difíciles que la sociedad enfrenta y así contribuir al cambio social.

Es posible que, en el contexto de la competencia, más concretamente en el sentido de un posicionamiento de marca, las IES se contenten con los famosos ranking (que ya están de alguna manera puestos en la mira, con un mayor pensamiento crítico) o los premios que se reciben a través de agencias nacionales o internacionales que están al acecho de los diversos atributos con los cuales caracterizar la gestión de las instituciones.

EPero lo más importante pensaría no son los premios o las subvenciones, sino la acción comprometida para hacer posible los cambios que la sociedad requiere y asumir con dedicación investigativa los problemas que azotan a la humanidad actualmente y con perspectiva de futuro. Es decir, el compromiso es superior, no cosmético y coyuntural, sino estructural y trascendente.

Una reforma no lo cambia todo, pero si puede viabilizar muchos de los cambios que el sector de la educación superior requiere para modernizarlo; más escucha abierta y asertiva, de todos los actores, con más patriotismo y altruismo por ese compromiso superior.

Es muy necesario que la nueva ley de educación superior que se estructure y se presente a discusión de la sociedad colombiana contenga una narración acorde con los tiempos que vivimos, y con el concurso de las IES públicas y privadas. Que la connotación de unas IES comprometidas con la realidad sea parte de las políticas, acuerdos y criterios para toda la comunidad académica, y que el gobierno nacional reconfigure las formas en que el fomento puede financiar el trabajo que realizan las instituciones.

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