No hay que tenerle miedo a la inteligencia artificial (IA), al contrario hay que usarla con toda la consciencia de las oportunidades nuevas que brinda y acompañarla de un marco ético muy al tanto de los sesgos y riesgos. La IA ha introducido transformaciones y disrupciones importantes en nuestras Instituciones de Educación Superior (IES), impactando profundamente en las dimensiones pedagógicas, científicas y gerenciales. La integración de la IA en las IES representa un verdadero cambio de paradigma. No sólo mejora funciones específicas, sino que implica una reestructuración estratégica de cómo se imparte y administra la educación.
Las IES que adoptan la IA no solo se adaptan al cambiante panorama educativo, sino que también se posicionan de manera competitiva en una era de innovación tecnológica. Sin embargo, la introducción y expansión de la IA en las IES plantea una serie de cuestiones éticas que deben ser cuidadosamente analizadas. La reflexión ética sobre la IA en las IES es fundamental para garantizar que la implementación de estas tecnologías sea justa, transparente y respetuosa de los derechos y valores fundamentales de la comunidad académica. Las políticas y prácticas éticas deben establecerse y revisarse regularmente a medida que la tecnología evoluciona.
Estamos seguros, como ha sucedido con el total de tecnologías y soluciones digitales emergentes, que la IA nunca va a sustituir el talento profesoral, este talento que se ejerce con pasión y es fuente de inspiración, que se desarrolla más como un arte que como un oficio. Por apoyo que la IA puede brindar a los docentes e investigadores, ellos como personas y seres humanos dedicados a la educación y a la ciencia, son irremplazables. Claro, su rol evoluciona, se deben retar a manejar estas nuevas tecnologías, sus contenidos y recursos deben evolucionar, sus formas de evaluar también, pero seguirán siendo centrales para el acompañamiento de las futuras generaciones de universitarios.
La IA trae muchos beneficios para la calidad de la enseñanza, la investigación y las prácticas de gestión: Aprendizaje personalizado, aprendizaje adaptativo, automatización de tareas para docentes, diseño de trayectorias individuales de aprendizaje, creación Inteligente de contenido, asistentes virtuales de aprendizaje, analítica predictiva para el Éxito Estudiantil, gestión de riesgos, capacidades de investigación mejoradas, gestión de instalaciones, atracción y selección de talento humano, análisis de datos para la opción estratégica, entre muchos otros. Todos estos beneficios y otros liberan muchas horas para los profesores y administrativos de la gestión académica para que se dediquen a lo que realmente genera valor e impacto en su servicio: la inspiración, la innovación, la ejecución y el acompañamiento, es la clave del porque hay que adaptar e incorporar la IA en las IES.
Los nuevos desarrollos tecnológicos como este de la IA exigen reflexiones en torno al asunto educativo y su blindaje ético El hecho de que las cosas se muevan rápido, como están haciendo los desarrollos tecnológicos relacionados con la IA en la actualidad, no es una excusa para posponer la reflexión. Por el contrario, hay necesidad de hacerla. En consecuencia, incluso podemos decir que los desarrollos de la IA en curso y futuros de alguna manera son una ayuda para el pensamiento ético, en el sentido específico de que nos obligan a pensar de nuevo en los principios y valores de los que dependemos y apreciamos.