Hace aproximadamente seis años el conflicto interno colombiano alcanzó un acuerdo de alto al fuego entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La pregunta central para avanzar es: ¿cómo construir una sociedad equitativa e inclusiva para garantizar una armonía sostenida y próspera? Para que el país se convierta en una verdadera sociedad de conocimiento inclusiva, el sector de educación superior debe seguir desempeñando un papel de liderazgo en la construcción de la Nación. El Ministerio de Educación Nacional (MEN) ha anunciado el objetivo de una educación extensa, inclusiva y de alta calidad en todos los niveles de la sociedad. En esta nueva era de construcción de la paz, la educación superior tiene la tarea crítica de brindar acceso a toda la población, especialmente a aquellos que no cuentan con suficientes oportunidades, están subrepresentados y desproporcionadamente afectados por el conflicto y sus consecuencias. El sector de la educación superior está llamado, junto con el MEN, y cada uno de sus actores, a construir el camino para que este país se convierta en una verdadera sociedad de paz, equidad y justicia.
Después de más de medio siglo de devastador conflicto interno, múltiples agencias públicas y privadas buscan lograr la justicia social a través de la paz: una paz sensible, inclusiva, sostenible y transformadora de la vida, centrada en los marginados. Lograr la equidad educativa a través de la paz requiere la participación de múltiples partes interesadas, que no solo incluyen en esta travesía a estudiantes de todo nivel, administradores, maestros, sino también a miembros de la comunidad, diferentes instancias de los gobiernos locales, departamentales y nacionales, es decir, es de concierto nacional máximo e interés supremo.
Como líderes organizacionales, las Instituciones de Educación Superior (IES) están en una posición única para ofrecer conocimientos sobre este tema, ya que todas ellas llevan a cabo proyectos educativos relevantes que brindan oportunidades para acceder a la educación superior a miles de colombianos en todo el territorio nacional; específicamente, permitiendo el ingreso preferencial a jóvenes de familias vulnerables, pobres, desplazados, víctimas de violencia, mujeres jefes de hogar, grupos étnicos minoritarios, negros, indígenas, colonos fronterizos, entre otros. Las IES tienen una gran responsabilidad en la configuración activa del futuro de la educación superior colombiana. La pregunta central es ¿Cómo pueden las universidades públicas y privadas de Colombia, enfrentadas a los principales desafíos financieros, políticos y organizativos, cumplir las funciones sustantivas misionales de educación para todos (inclusión social) y al mismo tiempo ser garantía de calidad (excelencia académica) en la era posterior al conflicto?
Existen unos principios que deberán orientar las relaciones que se establezcan con las comunidades para hacer posible la paz. No basta con tener un marco institucional y formativo, sino que es importante desarrollar un horizonte ético que guie la concepción y la forma cómo las IES construyen el relacionamiento con las comunidades. El punto de partida está en el principio de responsabilidad social dirigida, como postura ética y política, a la transformación de las estructuras de injusticia y desigualdad, haciendo posible la ruta concreta de justicia social, dignidad humana y, finalmente, el desarrollo sostenible. Esto implica poner la docencia, la investigación y la proyección social al servicio de estos objetivos. También es importante que las comunidades tengan una participación activa y que desde sus potencialidades, experiencias y conocimientos construyan su propio desarrollo, superando situaciones de extrema pobreza y aportado a la reconstrucción de la paz.
La presencia de las IES en las regiones tiene como propósito el constituirse en un motor del desarrollo, contribuyendo en la reducción de los desequilibrios y al mejoramiento de las condiciones de vida en los territorios donde llevan su oferta educativa y demás servicios conexos, que las conectan con las realidades humanas en lo ancho y largo de Colombia.