Algunas noticias en torno al sector educativo colombiano me han venido llamando la atención en el contexto de la nueva legislatura del país, entre otras que la nueva reforma a la educación no se presentará. ¿Podría esta ser una buena noticia cuando somos conscientes de la necesidad de construir un buen consenso educativo de todos los actores en beneficio de las necesidades del país y en coherencia con esta apuesta educativa que tanto se ha transformado en el mundo desde los actores, el mercando, las pedagogías, los enfoques, las modalidades y metodologías y toda la incorporación y adopción de las tecnologías emergentes, particularmente la de la inteligencia artificial? Lo que es fundamental es que estemos de acuerdo todos por el bien del país y especialmente de su talento humano para un mayor desarrollo y bienestar social.

Este es el desafío donde deberíamos converger sin divisiones absurdas que no llevan sino a deteriorar más las condiciones de muchos colombianos: una brecha inmensa en la cobertura y calidad comparando la educación urbana y la rural, unos jóvenes en porcentajes muy altos que ni estudian ni trabajan (ninis), un sector empresarial que no se conecta con las competencias y habilidades de aprendizaje de los estudiantes y graduados, entre otras brechas. La educación es el camino y este lo tenemos que recorrer juntos como sociedad. En este escenario de noticias del sector, también me ha llamado la atención lo que algunos medios han comenzado a comunicar respecto a la llamada “estrategia de movilización de los estudiantes en las Instituciones de Educación Superior (IES)”, incluso describiendo la “estrategia” del gobierno al colocar en los consejos superiores de las IES públicas algunos de los miembros de este “movimiento” y colocan como parte de esta el nombramiento del actual ministro de educación.

Personalmente me niego a considerar como verdad estas noticias últimas del sector, porque considero que la apuesta principal de la política educativa no deberá ser nunca instrumentalizada, sino pensar y lograr alcanzar el acceso equitativo a la educación superior con calidad.
Todos somos conscientes de los avances en materia de educación superior en el país, pero aún existe una gran brecha en el acceso entre las diferentes regiones del país y entre los diferentes sectores socioeconómicos. Este es uno de los principales desafíos que enfrentamos como sector; este reto no da más espera como para distraernos en otras estrategias.

Por otra parte, el desafío de la calidad de la educación superior hay que seguirlo desarrollando y avanzando más allá de lo que se ha logrado en perspectivas de programas con alta calidad y en acreditaciones institucionales de las IES. Esto incluye la actualización de las apuestas modernas de los programas académicos, la formación de profesores y la infraestructura adecuada para garantizar una educación de calidad.

De igual forma, en términos de financiación, la educación superior exige encontrar soluciones pertinentes para un sistema mixto de educación en perspectiva de demanda y de oferta. Vale la pena decir que las complejidades financieras de nuestros estudiantes dan lugar a una alta tasa de deserción y limitan el acceso de estudiantes de bajos ingresos a la educación superior. Es necesario buscar fuentes de financiamiento más accesibles para garantizar que todos los estudiantes tengan la oportunidad de asistir a las IES.

Revisar y adelantar una gestión de las políticas educativas vigentes y futuras es lo que todos los colombianos y el sector educativo espera que sea la principal apuesta de desempeño del nuevo ministro de educación.