Las IES como crisoles de liderazgo
El período académico en muchas Instituciones de Educación Superior (IES) de nuestra nación ha finalizado o estará ya por terminar. Son varios los eventos que hemos visto en esto días de nos hablan de estudiantes graduados por las IES y que ya comienzan a engrosar el número de personas que tendrán que incorporare a la dinámica laborar del país. Ante estas realidades me surge la pregunta: ¿cómo IES hemos podido ser crisoles de liderazgo transformador de estos graduandos para que sean capaces de tener un impacto en la sociedad Colombiana?
Un desafío clave es que las misiones universitarias deberían estar configuradas para desarrollar líderes transformadores y no solo para producir conocimiento. Es muy importante en este presente de la historia que existan formas prácticas en las que se puede superar este desafío. Se trata de adoptar un enfoque multidisciplinario y construir el desarrollo de las habilidades y valores adecuados en el plan de estudios a la luz de las necesidades reales de la sociedad en general y establecer programas curriculares donde se dé el tiempo necesario para las experiencias prácticas que puedan dar cuenta del impacto social.
Solo así se puede educar a estudiantes con profunda preocupación por la sociedad, que tengan coraje para enfrentar las situaciones reales y creativamente buscar la solución, que estén iluminados por valores de la ética, la empatía y la compasión.
El liderazgo transformador se define ampliamente como un proceso de generación de cambios positivos y duraderos. ¿Cómo deben ser nuestras apuestas formativas si queremos que el liderazgo transformador se convierta en el tejido central de la vida del estudiantes? ¿Cómo se puede infundir el liderazgo transformador en los programas académicos que construimos y ejecutamos en las IES? ¿Cómo medimos y evaluamos el impacto en los estudiantes, graduados y en la sociedad? La responsabilidad está en que la acción educativa de las IES produzca un cambio profundo y equitativo en las condiciones sociales.
Para ello, es necesario que el sistema educativo se centre en el aprendizaje de los estudiantes pasando por una experiencia práctica en su desarrollo curricular que le permita sentirse ciudadano aportante para hacer posible un camino estructural de bienestar de la sociedad. Los ingenieros, por ejemplo, no solo deberían pensar en las limitaciones de la física sino preguntar: ¿qué deberíamos construir, cuáles son los impactos a largo plazo y cuál es el propósito de lo que estamos construyendo? Tiene que haber un ángulo filosófico si los estudiantes van a ser agentes de cambio social. De allí la necesidad imperiosa de enseñar a ser pensadores críticos y con roles de liderazgo. Un líder transformador necesita trabajar en asociación con las necesidades de la realidad para lograr que el cambio suceda.
Las IES están invitadas a completar sus énfasis en la excelencia académica con un enfoque en la excelencia práctica. Necesitan desafiar el statu quo y redefinir su propósito para formar personas que quieren cambiar la sociedad, por ello la importancia de concebirse como instituciones sin muros para lograr esa conexión y acción con la sociedad, haciendo de ella un verdadero laboratorio de aprendizaje transformador de sus estudiantes y graduados. Los verdaderos líderes aprenden a través de la práctica y, por tanto, los estudiantes deben, hacer experiencia en la comunidad, cruzando los límites disciplinarios tradicionales para encontrar soluciones.