El conflicto y la violencia toman muchas formas en el mundo actual. Ha habido un fuerte repunte en los últimos años por todo el planeta tierra; todo los días, por diferentes razones, estalla un escenario de violencia que genera sólo muertes, dolor y sufrimientos. Colombia no es la excepción. La guerra y el conflicto han registrado muchos millones de hombres, mujeres y niños en todo el mundo que viven actualmente en estados frágiles y afectados. Según el Banco Mundial, “el resurgimiento del conflicto violento en los últimos años ha causado un inmenso sufrimiento humano, a un enorme costo social y económico. Hoy en día, los conflictos violentos se han vuelto complejos y prolongados, con la participación de más grupos no estatales y actores regionales e internacionales, a menudo vinculados a desafíos globales, desde el cambio climático hasta la delincuencia organizada transnacional”.
Los informes mundiales también han establecido claramente los vínculos entre la educación, el conflicto y la paz. La educación superior no está exenta. Si bien las Instituciones de Educación Superior (IES) son actores críticos en la promoción de los estudios sobre la paz y los conflictos y a menudo contribuyen a los diálogos sobre la paz, también pueden ser facilitadoras de las desigualdades sociales, las divisiones de todo tipo y una cultura de violencia al interior de sus ambientes. Entonces, ¿qué papel pueden o deben desempeñar las universidades para anticipar y responder a estos desafíos? Las IES deben reflexionar sobre cómo pueden contribuir de manera proactiva a la reducción de las desigualdades, la frustración, la radicalización, la guerra y la violencia en la sociedad, comenzando por cómo pueden adaptar mejor la educación que ofrecen para contribuir a la resiliencia individual y social, al diálogo y conversación constructiva, la transformación de los conflictos, el bien común, la fraternidad y solidaridad entre todos, la empatía sincera y la paz socialmente justa. Los líderes educativos (profesores, directivos en general) deben preguntarse a sí mismos y a sus colegas: ¿Qué más puedo hacer para demostrar liderazgo en el campo de la construcción y consolidación de la paz y la transformación de la guerra en mi región, contexto, país? En primer lugar, es necesario integrar los valores y objetivos de la construcción y consolidación de la paz en las políticas y los planes de estudio educativos en todas las disciplinas de la propuesta educativa de la IES. No es válido por ninguna razón que los estudios sobre la consecución de la paz sean considerados exclusivamente como un tema de nicho dentro de las ciencias sociales y políticas. Hoy todas las disciplinas desempeñan un papel en la consecución de la paz, ya sea directa o indirectamente, y todas tienen un papel que desempeñar en su mitigación y prevención. En segundo lugar, también se puede hacer más para alinear la gobernanza de las IES con los valores y la visión de una sociedad en paz, inclusiva y justa. Sin embargo, nada se puede lograr sin líderes y profesionales educativos que estén dispuestos a adoptar una lente analítica sensible a los conflictos y dar prioridad a un enfoque de construcción y consolidación de la paz orientado al impacto social a la hora de decidir sobre objetivos y estrategias institucionales y específicos de la disciplina.
La construcción y consolidación de la paz implica entonces un enfoque estratégico para prevenir, mitigar y transformar los conflictos y reforzar los fundamentos de una paz sostenible a través de la promoción de un desarrollo inclusivo, equitativo y sostenible. Cada uno de estos procesos requiere una combinación de líderes visionarios y profesionales cualificados y de la educación superior como clave para permitir la visión y el liderazgo.