Analistas 02/07/2022

Repensar los campus universitarios

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

Esta semana tuve la oportunidad de participar en un diálogo con un grupo de colegas académicos reunidos en la Universidad de Ginebra (Suiza) en la “escuela de verano” de la red DG2, constituida por universidades de habla francesa, y que desde hace ya algún tiempo vienen encontrándose cada año para compartir aspectos de la gestión y administración de la educación superior. La experiencia colaborativa ha hecho de este grupo de académicos y altos directivos universitarios algo significativo para sentirse acompañados, y ayudarse desde sus reflexiones, creando caminos conjuntos de apoyo y ejecución para sus responsabilidades, y en pro de los estudiantes.

Traigo de nuevo un tema, que traté hace algunos meses en esta columna, los campus universitarios. Ahora lo hago con un análisis enriquecido en diferentes momentos de esta escuela de verano. Valoro enormemente la presentación realizada por el señor Paul Roberts, autor -junto a otros- del libro “University trends: contemporary campus design” quien nos ilustró de manera magnífica en el sentido que hoy tienen para las Instituciones de Educación Superior (IES) la planificación, diseño y ejecución de los nuevos espacios para dar respuesta a las grandes tendencias y desafíos que enfrentamos como sector de cara a nuestros estudiantes y demás comunidad académica, en medio de un mundo cambiante y retador. Elementos como la adaptación a la pospandemia de la covid-19, la crisis climática, el aprendizaje virtual, entre otros, nos lleva a pensar en nuevos espacios que se traduzcan en campus resilientes, sostenibles, flexibles e híbridos, con una apuesta central en el estudiante que quiere encontrar respuestas a sus diversas necesidades existenciales, no solo de formación académica, sino que permitan enriquecer y diversificar su propia realidad educativa.

Tanto para las IES colombianas como aquellas que compartieron esta semana en el encuentro de la red académica, el campus sigue siendo un aspecto muy importante para el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes. Surge la pregunta del por qué los estudiantes deben ir al campus físico en medio de tanta digitalidad; es una cuestión que en este momento tiene mayor relieve precisamente porque el desarrollo educativo pasa por modelos pedagógicos y didácticos que se anclan en la experiencia de nuestros estudiantes.

Esta experiencia se nutre no solo de las dinámicas que nos ofrece hoy la virtualidad, sino que se afirma en el capital identitario que cada IES ha desarrollado a través de sus años de servicio, en edificios y escenarios. Estas realidades son marca e imagen, “el alma” de las IES.

Repensar nuestros campus es hacer posible que estos sirvan para que nuestros estudiantes puedan participar en un aprendizaje mucho más colaborativo; de allí que sus aulas, laboratorios, salas especializadas, etc., estén preparadas para un aprendizaje activo. La apuesta por unos espacios más adaptables, saludables y sostenibles tiene como objetivo responder a entornos académicos flexibles, participativos, virtualizados e inclusivos.

Varios estudios muestran además una correlación muy fuerte entre tiempo de presencia en los campus por parte de los estudiantes y el éxito académico, he ahí la importancia de transformar los espacios desde la óptica de sus principales usuarios.

El campus del siglo XXI deberá ser un paisaje desafiante y exigente para diseñar y administrar con éxito.¿Cómo adaptarse a estas presiones? Estoy seguro de que la reutilización adaptativa de los campus existentes, del progreso de la tecnología y de las pedagogías cambiantes ayudarán a hacer posible la adhesión concurrente entre la tradición y la innovación educativa, y a hacer de nuestros centros educativos la plataforma clave.

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