Grave error cuando se sobrecarga el manejo de la economía de un país la ideología del gobierno que ejerce la responsabilidad de llevar el rumbo económico. Si hay algo que debería estar alejado de la ideología de un gobierno, es la economía. La economía debería estar solamente guiada por la evidencia, la sensatez, la serenidad y el sentido común. Una economía que se maneja al vaivén político y electoral, es una economía destinada al fracaso.
Muchos países exitosos han entendido (y seguro les ha costado hacerlo) que sin importar la orientación política del gobierno de turno, su economía debe marchar bien, siguiendo políticas de Estado que sobreviven a diferentes gobiernos y que facilitan a los tomadores orientarse de cara al largo plazo sin tener que estar al tanto de los sobresaltos del debate político.
En muchos países latinoamericanos en cambio, la economía es un “arma” política del gobierno de turno. La manejan a su antojo como si fuera prácticamente uno de esos juegos de mesa con billetes de papel. (Al menos en los juegos de mesa no existe la opción de imprimir billetes si éstos escasean)
El manejo de la economía de un país exige mucha responsabilidad por parte del gobierno, especialmente en un escenario de inminente recesión como el que atravesamos.
Hemos visto en las últimas semanas en Colombia diversos anuncios en distintos escenarios de funcionarios del gobierno nacional y hasta del mismo presidente, los cuales afectan sin duda el devenir de la economía. Se han ventilado diversas ideas como la del “decrecimiento económico”, la intensión de acabar con la exploración de nuevos proyectos de carbón y petróleo, la posibilidad de importar gas de Venezuela, la independencia del Banco de la República, incluso se ha ventilado el control de precios y de capitales, entre otros temas que han generado adversas reacciones. Algunos dirán que esto se trata de meros anuncios que no se harán realidad, pero sin hacerse realidad ya afectan la economía.
La colombiana es todavía una economía de mercado y el mercado se basa principalmente en las expectativas que hay frente a la economía. Cuando los mensajes del gobierno son erróneos o distorsionados, se generan alertas y el mercado reacciona sensiblemente haciendo que la economía se afecte de una u otra medida. Por el contrario, sería muy distinto si los mensajes transmitieran confianza, solidez y responsabilidad en el manejo de la economía.
Los mensajes en materia económica de las últimas semanas vienen siendo bastante desacertados, infortunados y hasta irresponsables. Se viene generando alrededor de ellos un escenario de incertidumbre y zozobra que luego nos pasarán factura a todos. Prestigiosas entidades como JP Morgan han advertido en informes recientes sobre los anuncios del gobierno, diciendo que se está “presentando una crisis de confianza” e incluso algunos expertos han asegurado que ciertos trinos del primer mandatario han acrecentado la volatilidad y están generado efectos adversos en el mercado.
La ideología debe guardarse para el debate político, pero la economía debe resguardarse de la carga ideológica del gobierno de turno. El sentido común y la evidencia dictan que una economía funciona y genera bienestar social en su gente, si se permite la generación de riqueza y oportunidades para todos sus ciudadanos ¿Por qué manosear la economía con ideología?