Continuar democratizando el acceso a la banca y mejorar la experiencia de los usuarios del sistema financiero es uno de los principales retos que enfrenta el país en materia económica. Para ello, la regulación del Open Banking se ha convertido en la piedra angular con el propósito de resolver este desafío.
Para destacar, la Superintendencia Financiera tiene ocho meses para definir las reglas de juego de este nuevo modelo que permitirá a los más de 30 millones de clientes de la banca (entre usuarios de bancos, comisionistas de bolsa, establecimientos de crédito, sociedades fiduciarias, Fintechs y demás) autorizar a compartir su información financiera de forma digital y segura con otras compañías del mismo sector.
Gracias al acceso a estos datos, el mercado financiero podrá crear nuevos productos personalizados, servicios descentralizados, agilizar procesos y simplicar el uso y acceso al sistema. Surgirán, por ejemplo, fondos de inversión de acuerdo con la capacidad de pago de cada persona o productos de ahorro enfocados en los intereses de cada quien. Igualmente, permitirá centralizar la información de cuentas bancarias, créditos y tarjetas, entre otros, aun cuando estos correspondan a diferentes entidades bancarias.
Asimismo, facilitará compartir, con la previa autorización de los usuarios, sus datos con terceros y recibir recomendaciones para, por ejemplo, pagar menos comisiones, recibir mayores rendimientos o administrar de manera más eficiente las deudas u otras alternativas más favorables a partir de una mayor oferta competitiva.
El objetivo del Open Banking depende de quién se plantee la pregunta. Por un lado, impactará al sistema financiero en la modernización de sus procesos, partiendo de la idea de que el futuro de las finanzas es digital. Por otro, las entidades bancarias mejorarán y ampliarán su portafolio, reducirán costos y podrán abrir nuevas líneas de negocio.
Frente a los usuarios, estos tendrán la oportunidad de acceder a más productos hechos a su medida y de acuerdo con sus necesidades, pues no es el mismo perfil el de una persona que necesita un crédito educativo a quien requiere un préstamo hipotecario. Y finalmente, el Estado podrá contar con mayores herramientas para incrementar la inclusión financiera en el país.
Así avanza su implementación en Colombia
Aunque el Open Banking hoy no es una realidad en Colombia, la firma de un decreto el pasado 25 de julio por parte del Ministerio de Hacienda a través del cual se reguló el Open Finance, que promueve una mayor apertura del sistema y una mejor usabilidad de la data en beneficio del consumidor financiero, significó un paso definitivo que confirmó la buena disposición del regulador colombiano para mejorar la tecnología y la innovación del sector. Suceso no menor si se tiene en cuenta que Colombia, gracias a la firma de este decreto, se convirtió en el tercer país de Latam en contar con el modelo Open Finance junto a Brasil y México.
Es importante aclarar que, pese a que Open Banking y Open Finance son dos términos similares, no son lo mismo. Mientras que el Open Banking, permite el intercambio de la data y de servicios entre todos los tipos de entidades financieras.
el Open Finance es un modelo que, no solo facilita obtener y compartir la información financiera de las personas entre los bancos, sino también de servicios públicos, entidades fiscales y aseguradoras, incrementando la competencia del mercado con servicios más personalizados que se adaptan a las necesidades de los clientes, siempre y cuando se cuente con la autorización del usuario quien de ahora en adelante será un actor fundamental en este esquema como único dueño de su información.
En conclusión, este nuevo modelo avanza a buen ritmo en el país y la puesta en marcha del Open Finance permitió asentar las primeras bases para que sea una realidad. De hecho, la Superfinanciera hace cuatro meses inició un trabajo riguroso para definir sus reglas y gracias a ello explicarles a todos los ciudadanos a más tardar el 25 de julio del 2023 cómo va a funcionar y a entrar en vigencia.
Igualmente, se proyecta que Colombia con la aprobación de este nuevo modelo pueda aprovechar y beneficiarse del tamaño del mercado de la banca abierta que, según cifras recientes del reporte Open Banking Market Opportunity Analysis and Industry Forecast, de Allied Market Research, alcanzará los 43.152 millones de dólares en 2026.