Analistas 01/05/2016

Latinoamérica: En el ojo del huracán

Pascal Rohner
Director de Inversiones de In On Capital

La abundante liquidez mundial ha ayudado a Latinoamérica a asimilar mejor el estallido de la burbuja de las materias primas. Pero se necesitan reformas profundas para encontrar nuevas fuentes de crecimiento en un «entorno de bajo crecimiento» global, en que la política monetaria ultra laxa del mundo desarrollado está dejando de tener efecto.

Se necesitan reformas estructurales

Tras un difícil año 2015, el clima para las economías latinoamericanas parece haber mejorado últimamente. Los precios de las materias primas han repuntado y el riesgo inminente de subidas de tasas en los EE.UU. se ha aplazado. Esto debería dar a los dirigentes de la región un respiro y tiempo para ajustar sus economías para que puedan capear las nuevas realidades económicas mundiales; incluso si esto es a costa de un crecimiento (aún) más bajo este año. El verdadero reto para la región es controlar la inflación e implementar unas profundas reformas estructurales que permitan mejorar el capital humano, físico y normativo. Esta es la única manera de encontrar nuevas fuentes de crecimiento, ahora que la expansión de las materias primas y del crédito se ha disipado definitivamente.

La recesión de Brasil se agrava 

El problema son las políticas nacionales que tienen sus propios ciclos y características. En Brasil, por ejemplo, además de los riesgos externos, el país está paralizado por la actual crisis política, los nuevos escándalos de corrupción y la posible destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Por lo tanto, es probable que la profunda recesión que empezó en 2014 se prolongue durante el resto de este año. El PIB real podría sufrir una contracción aún mayor a la de 3,8% registrada en 2015, con una inflación aún cercana a 10%, pese a las 16 subidas de tasas desde 2013 que han elevado la tasa de interés de referencia de 7,25% a 14,25%. Si los precios de las materias primas siguen repuntando y aumentan las esperanzas de un cambio político positivo, los activos brasileños (que se han abaratado) podrían rebotar enormemente. Por otra parte, si se agota la liquidez global - o las políticas expansivas de los bancos centrales son menos efectivas -, el embrollo político en Brasil se agrava y los precios de las materias primas siguen bajos, las cotizaciones de los activos de Brasil podrían caer aún mucho más. Mientras tanto, se observarán fuertes avances y correcciones en función de los temores y expectativas, más que de las verdaderas inquietudes económicas. La consiguiente volatilidad hace de Brasil un destino poco deseable para los inversores particulares con un perfil conservador. 

Argentina ha logrado avances espectaculares

Algunas economías mejor gestionadas, como las de México y Perú, que han ajustado sus economías a las conmociones externas, están mejor posicionadas para capear la tormenta. Tras una desaceleración ordenada, hay algunos primeros indicios de recuperación económica en estos países. No obstante, no están exentos de riesgos políticos y los precios de los activos siguen estando correlacionados con las perspectivas de crecimiento mundiales, los precios de las materias primas y la confianza hacia la región en general. Tal vez sea mejor centrarse en los países y segmentos que se han beneficiado menos del auge de las materias primas de la pasada década y del acceso fácil al crédito. Un ejemplo es Argentina, donde la nueva administración ha logrado avances espectaculares en materia de reformas y reequilibrio macroeconómico para volver a estabilizar la economía.