Un punto que sigo escuchando es que economistas críticos como yo no entendemos que la creación del euro fue un proyecto político y estratégico, no solo una cuestión de costos y beneficios económicos. Sí, soy un economista tonto y grosero que desconoce completamente el papel de la política y de la estrategia internacional en las decisiones de política, y soy un economista que nunca ha oído hablar del proyecto europeo y de sus orígenes en un esfuerzo por dejar atrás el legado de guerra del Continente, y ni hablar de reforzar la democracia durante la Guerra Fría.
De hecho, sé de todo eso. Sin embargo, el punto es que aunque el proyecto europeo ha combinado objetivos económicos con metas políticas más amplias en cada etapa (tiene que ver con paz y democracia vía integración y prosperidad), no puede esperarse que funcione ese proyecto a menos que las medidas económicas sean buenas en sí mismas (o al menos que no sean catastróficas). Lo que sucedió en la marcha hacia el euro fue que las élites europeas, enamoradas del simbolismo de una moneda única, cerraron la mente a las advertencias de que la unión monetaria (al contrario de la remoción de las barreras comerciales) en el mejor de los casos era ambigua en su lógica económica, y que discutiblemente efectivamente era una muy mala idea.
Un argumento alternativo, que estamos escuchando de economías europeas deprimidas como Finlandia, es quelos costos de corto plazo de la inflexibilidad son superados por las ganancias supuestamente enormes de la mayor integración económica. ¿Pero dónde está la evidencia de estas enormes ganancias? De acuerdo con un artículo reciente escrito por Neil Irwin para el New York Times (léalo aquí: nyti.ms/1fYX4QI), estas ganancias están demostradas por el fuerte crecimiento de Finlandia antes de la crisis reciente. ¿Pero es plausible dar crédito a la moneda única por el auge de Nokia?
Bueno, el gráfico de aquí muestra una comparación interesante entre Finlandia y Suecia, su vecina, donde los votantes rechazaron unirse al euro en un referéndum de 2003 (recuerdo esa votación: amigos suecos que compartían mis preocupaciones sobre el euro me llamaron a media noche para celebrar). Para ambos países usé 1989 como base; ese fue el año antes de la gran depresión escandinava de la década de 1990, ocasionada por bancos descontrolados y una enorme burbuja inmobiliaria.
Luego de la depresión, Finlandia experimentó un largo periodo de sólido crecimiento económico. Pero lo mismo pasó con Suecia, y se dificulta ver alguna diferencia real entre sus grados de éxito. Ciertamente aquí no hay nada que indique que la membresía al euro haya sido crucial para el crecimiento. Desde 2008, por otro lado, a Suecia (pese a haberse equivocado con su política monetaria) le ha ido mucho mejor.
Como dije antes, tal vez haya buenos argumentos contra la idea de que el euro haya sido un error. Pero señalar que la política importa, y el crecimiento de las economías, no lo explica; no son los datos que se deberían estar buscando