Analistas 31/03/2012

Hay que tener mucho cuidado con el círculo vicioso de la austeridad

Uno los argumentos clave pronunciados por los proponentes de la austeridad fiscal, aun en una economía profundamente deprimida, ha involucrado cierto tipo de versión macroeconómica de la Prueba de Pascal. Sí, admiten los de mente más abierta, el costo del crédito es muy bajo en Estados Unidos y Gran Bretaña. Sí, la aritmética sugiere que recortar el gasto ahora no ayudará mucho a mejorar las perspectivas fiscales de largo plazo.

Pero nunca se sabe - tal vez el último billón de dólares de gasto sea el causante de una repentina pérdida de confianza del mercado, convirtiéndolo en Greeeciiiaaa. (Se escuchan ruidos siniestros.)
Dejemos de lado las enormes diferencias entre los países que tienen sus propias monedas (y deuda denominada en éstas) y los que no. En cambio, permítame señalar que hay otros riesgos.
Específicamente, si permitir que una economía siga estando persistentemente deprimida reduce las perspectivas de crecimiento de largo plazo - y hay muy buena evidencia de ese efecto - entonces la austeridad en una economía deprimida tiene enormes costos, e incluso pudiera llevar a un círculo vicioso donde el achicamiento del potencial lleva a aún más austeridad y así sucesivamente. Efectivamente, tal vez eso esté pasando en este momento en el gobierno del Primer Ministro, David Cameron.
Entonces, ¿los defensores de la austeridad admitirán que podrían estar cometiendo un terrible error; que lejos de proteger el futuro podrían estar destruyéndolo?
"Chutzpah" macroeconómico
"Chutzpah", de acuerdo con la antigua definición, es cuando asesinas a tus padres y después pides piedad porque te quedaste huérfano. Me encontré pensando en esa definición mientras leía la descripción de Justin Fox de las declaraciones recientes de Jean-Claude Trichet.
"Jean-Claude Trichet, a pocos meses de jubilarse, no se arrepiente de nada en sus ocho años como presidente del Banco Central Europeo", escribió el Sr. Fox, director editorial de Harvard Business Review Group, en un artículo de HBR.org.
"Al menos es lo que dijo el jueves por la noche en la Escuela Kennedy de Harvard cuando un estudiante se lo preguntó a quemarropa. 'No me arrepiento de nada', fue la respuesta. Pero al escuchar toda su charla ... quedó claro que Trichet sí se arrepintió de algo en los últimos años. Lamenta que los economistas no lo hayan aconsejado mejor", indicó.
El Sr. Trichet se queja de lo que dice fue una falla de la macroeconomía para generar directrices útiles en la crisis. En general, simpatizo con esa visión. Mucha de la macroeconomía moderna no sólo resultó inútil sino más bien dañina, porque socavó el consenso macroeconómico operable que teníamos - consenso que pudo y debió haber llevado a una mejor respuesta.
¿Pero viniendo del Sr. Trichet? Después de todo, durante la crisis se caracterizó por su disposición, incluso compulsión, a echar por la ventana las cosas que de hecho sabemos. Desechó todo lo que sabemos de la demanda agregada a favor de la fundamentalmente inverosímil (y ahora fallida) doctrina de austeridad expansiva.
Y ahora, habiendo rechazado e ignorado voluntariamente lo que decía la macroeconomía, se queja que la macroeconomía no ofrece suficientes guías útiles de política. Increíble.