Huele mal
martes, 8 de julio de 2025
Paula García García
Del tsunami de sucesos de los días recientes, tan delicados como complejos; es menester escarbar entre los escombros para rescatar sentencias que, a simple vista, parecen otro mero delirio que se escabulle en un nuevo interminable mensaje de redes sociales escrito a la madrugada por el jefe de Estado.
Equivocado sería condenar a categoría de asunto menor la falta de garantías para las elecciones 2026 mencionadas por el Presidente Petro en un extenso trino en el que, además, asegura, la Registraduría junto al Consejo de Estado, han actuado contra sus derechos.
Podríamos estar ante el punto de partida de una narrativa susceptible de alzar vuelo y enganchar a la perfección con aquellos impensables que de un tiempo acá impregnan de sosiego nuestra cotidianidad.
Posar el foco sobre la Registraduría para cuestionar su pasado y sembrar dudas sobre su presente significa poner en tela de juicio a una entidad que se ha erigido como pilar fundamental de la democracia colombiana.
Igual de delicado resulta que la ligera acusación emerja acompañada de señalamientos conducentes a graduar de opositor al actual registrador y la precedan infundadas insinuaciones de prevaricato hacia quien, obrando en derecho, optó por elevar un concepto a instancias superiores frente al capricho de una consulta popular sin cumplimiento de los requisitos constitucionales previos.
No es casual, tampoco, la manera afanosa en la que se activó la arremetida contra Thomas Greg & Sons. El Gobierno prefirió la afrenta y quemar fusibles antes que aceptar extender el necesario contrato para la impresión de pasaportes. Una negativa autoritaria que nos llevará a una crisis en la expedición del irremplazable documento, pero que, más allá de la que seguro será una debacle, encuentra un hilo conductor con la jornada electoral que se avecina.
Este 9 de julio debería quedar adjudicado el contrato por más de $2 billones para brindar asistencia logística y tecnológica en los comicios del año entrante y, como único oferente, está la Unión Temporal Integración Logística Electoral 2026 de la que hace parte la firma que tanto incomoda a la Casa de Nariño. A buen entendedor, pocas palabras.
Tal parece, quiere olvidar el Presidente, que la Registraduría goza de una autonomía administrativa, contractual y presupuestal que le otorgan independencia en sus actuaciones y, que todo el órgano electoral que ahora critica, le permitió ganar las elecciones.
Hay que prestar atención a los relatos que podrían estar buscando abrirse paso. Afectar la confianza de los colombianos, de cara a las próximas votaciones, pasa por desprestigiar funcionarios, procesos e instituciones y pasa, también, por nutrir la tensión diplomática con Estados unidos.
Cada frente cuenta cuando se trata de reforzar teorías alrededor de complots y ausencia de condiciones para convocar a las urnas. Relatos y acciones en apariencia inconexos, como el borrador de decreto que apunta a dejar en manos de la Imprenta Nacional la elaboración de todos los documentos públicos, podrían terminar por retroalimentarse. Incluso, ya empieza a sugerir, el Presidente, registradurías paralelas, eventual modificación de datos electorales e invita a “actuar con prontitud” a la Superintendencia de Industria y Comercio.
Para cerrar, una acotación final. Expresa textualmente el mandatario: “Qué garantías podemos tener en las próximas elecciones”. ¿Preocupación de candidato?