Analistas 24/05/2023

La cultura, que espere

Paula García García
Conductora Red+Noticias

Históricamente subestimada, casi ignorada, patalea por abrirse camino. La cultura, como industria y motor para el desarrollo, ni en el ‘gobierno del cambio’ ha logrado despertar la atención que merece. El expresidente Iván Duque, a quien las buenas intenciones en muchos aspectos no le alcanzaron, intentó ponerla en el radar con su famosa pero incomprendida Economía Naranja.

Un ambicioso concepto que nadie entendió y poco se aprovechó. Hoy, seguimos en deuda, y de qué manera, con un sector que ya representa 3,1% del PIB mundial, 6,2% del total del empleo y genera, además, oportunidades de trabajo a grupos poblacionales que luchan por abrirse camino: mujeres y jóvenes. Lo dice la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), dedicada a estudiar a fondo el asunto.

Mientras su impacto es sujeto de análisis alrededor del planeta, en Colombia, carentes de una política estructurada, solo vemos esfuerzos aislados. Nos emocionamos con iniciativas que, pese a demostrar buenos resultados, se dispersan por falta de continuidad.

En 2021, la Cuenta Satélite de Cultura y Economía Creativa de Bogotá, que reporta el comportamiento de las actividades culturales, entregaba un balance bastante alentador: las empresas dedicadas al arte y la innovación aportaron a la capital ingresos superiores a la construcción. En total, $13 billones en ganancias y 4,7% de empleos. En su momento, importante titular de prensa que el tiempo esfumó.

Por estos días, cuando las preocupaciones colectivas se centran en la salud, la suerte de las pensiones, los riesgos de la reforma laboral, y nos trasnocha el descontrol en la seguridad; más rezagado aún hemos dejado el panorama artístico nacional.

En veremos continúa el nombramiento de un ministro en propiedad para la cartera encargada de materializar las cientos de promesas que se hicieron en campaña. Un desinterés, con tintes de desprecio, por el que 858 representantes del gremio decidieron recordar, en una misiva dirigida al propio jefe de Estado, los proyectos con los que se habían ilusionado.

En tono de clamor desesperado califican de ‘interinidad dañina’ la desatención de la que viene siendo víctima el Ministerio de Cultura. Indagan por el desarrollo económico, la inversión en infraestructura y hasta por el turismo cultural. La desazón es tal, que, incluso, Jorge Melguizo, exsecretario de Cultura de Medellín, confiesa que han enviado unas 15 cartas a presidencia. Resultado: silencio absoluto como respuesta.

Nos empeñamos en dar trato de caridad a aquello que otros hace rato tomaron en serio. Basta con revisar el Índice Mundial de Innovación para entender cómo está el terreno. Suiza, Estados Unidos y Suecia llevan la delantera. Chile, en el puesto 50, por sus altas tasas de matrícula en educación superior y la creación de empresas, es el mejor calificado de la región. Brasil, casilla 54, se destaca por la creatividad en línea y, México, en la posición 58, lidera el indicador de exportación de productos creativos. Nosotros, cinco escalones abajo, figuramos en el lugar 63.

Vamos tarde. Sin embargo, todavía es posible destrabar la ecuación contra el letargo: una buena dosis de voluntad política, articulación intersectorial, alianzas con privados -a las que tanto rehúyen en Palacio- y, claro, una cabeza al frente de la entidad. A diferencia de la Coca-Cola, esta fórmula no es secreta.

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